Redacción Judicial
La calle Chiriboga, a cinco cuadras hacia el sur del aeropuerto Mariscal Sucre de Quito, fue ayer el punto de encuentro de residentes cubanos.Dialogaron desde las 10:00 sobre la situación migratoria en el país. Rubén J. aseguró que su tiempo de estadía en Ecuador como turista está a punto de fenecer -el lunes próximo- y no quiere dejar el país. “Ya pasaron los 90 días que nos da la Ley como turistas, pero me siento bien acá y quisiera regularizarme para instalar un negocio propio”.El plan, agrega, es casarse con una ecuatoriana para facilitar el trámite. “Pero cada vez hay más controles”. El Registro Civil denunció que se arreglan matrimonios con ecuatorianos, a cambio de dinero y endureció los controles. Esta semana la Cancillería incluso resolvió que para contraer matrimonio, los extranjeros deben obtener una visa de no inmigrante. Rubén J, calificó de “injusta” la medida. “Nosotros no somos delincuentes ni tenemos el afán de hacer daño a las personas. Somos trabajadores y solo queremos mejores condiciones de vida para nuestras familias”.José Trujillo, de la coordinación Andina de Derechos Humanos, cree que es necesario que en el país se abra un debate para promulgar una política de migración que garantice los derechos de los inmigrantes. “Según las normas de Cuba, si ellos están fuera del territorio poco más de 10 meses son considerados como desertores y no pueden regresar a su país de origen”. El tema, según Trujillo, debe discutirse en la Asamblea Nacional y en la Presidencia de la República. Por ello, ayer se pidió a los asistentes que firmen en una hoja cuadriculada sin membrete. Luego, el objetivo es enviar las firmas a la Asamblea Nacional y a la Presidencia de la República para que reciban a un grupo de inmigrantes. “No puede ser que el Gobierno haya abierto las fronteras en el 2007 (cuando eliminó la visa como requisito para ingresar al país) y ahora no quieran asumir sus responsabilidades”, cuestionó Trujillo. “Por qué a los hermanos de Haití el Gobierno ofreció naturalizarlos y ahora a nosotros nos tratan como escoria”, comentó Julio Rivera, de 32 años. Hasta el mediodía de ayer 500 cubanos firmaron el pedido. Los foráneos no descartaron nuevas formas de protesta “pacífica” para defender sus derechos.