Redacción Cuenca
David Pérez, Édison Castro, Jonathan Collaguazo y Karla Pérez irradiaron ayer felicidad en el salón Yanuncay del Mall del Río, en Cuenca.
La alegría tuvo doble motivo: saludaron a Jefferson Pérez y de sus manos recibieron una beca educativa. El ex andarín azuayo, con micrófono en mano, preguntó a los niños sobre sus aspiraciones para el futuro.
Chollaguazo dijo que quería ser un médico de un hospital y David Pérez, que soñaba con ser futbolista. “Vemos que no quieren ser marchistas, pero lo valioso es que sean ciudadanos útiles para la sociedad”, dijo Pérez.
Los cuatro niños forman parte de los 400 favorecidos (mayores de 6 y menores de 15 años) por la Fundación Jefferson Pérez. Integran un proyecto que intenta erradicar progresivamente el trabajo infantil y adolescente en los mercados de Cuenca, a través de la educación.
Rosario Morocho se ubicó en la parte posterior del salón. Allí contó que sus hijos: Mayra y Cristian Cabrera, de 10 y 7 años, fueron favorecidos.
Ellos estudian en la escuela Eugenio Espejo. “Estoy agradecida por las becas. Yo vendo en el mercado 27 de Febrero y lavo ropa”.
José Pinos, gerente general de la Fundación Jefferson Pérez, advirtió que el compromiso de los padres de familia es usar íntegramente el dinero (no fue cuantificado) de la beca para la educación. Él contó que en el cantón Cuenca hay 9 000 niños y niñas trabajadores. De ellos, “apenas son atendidos 1 200”.
Jefferson Pérez adelantó que su meta es entregar becas educativas a unos 1000 niños, niñas y adolescentes de escasos recursos. De ese número, 100 serán seleccionados para becas colegiales y 10 para becas universitarias.
Además, dos serán financiados para sus posgrados. “Es un proyecto de 15 años”. Hoy, en el mismo lugar, también se entrega mochilas y camisetas a 250 niños de escasos recursos económicos.