Berlín, DPA
La campaña electoral para las elecciones generales de mañana en Alemania cierra con un último y decisivo esfuerzo de todos los partidos para ganarse el voto del alto porcentaje de personas que aún no han decidido a quién apoyarán.
A pocas horas de las legislativas, la cuarta parte del electorado sigue indecisa y los partidos saben que de ella depende el resultado final.
La Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, que busca su reelección, pero junto a los liberales del Partido Democrático Libre (FDP) y no junto a su socio actual, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), se lanzó a la calle a informar personalmente a sus posibles votantes. Los democristianos hablaron con los ciudadanos en los teatros, los cines, estaciones y restaurantes de varias ciudades alemanas.
El acto decisivo de ese partido tiene lugar hoy en Berlín, cuando Merkel, que se encuentra en la reunión del G-20 en Pittsburgh, celebre su último mitin electoral.
El candidato del SPD, el actual ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, participó ayer en un multitudinario acto en Berlín. El tradicional partido alemán está realizando un intento desesperado por mejorar el resultado que vaticinan las encuestas: un 25%, el peor de su historia. Para ello ha enviado cartas informativas a dos tercios de los hogares alemanes y su presidente, Franz Müntefering, tiene previsto participar hoy en numerosos actos públicos. Los socialdemócratas pretenden así repetir el milagro de las últimas elecciones, en 2005, cuando al abrirse las urnas, descubrieron que su porcentaje de apoyos era mucho mayor del pronosticado en los sondeos.
Por su parte, el FDP de Guido Westerwelle, que aspira a integrar un Gobierno de centroderecha con la canciller Merkel, ha apostado más que sus rivales por el poder de Internet como plataforma de comunicación.
Los liberales se han propuesto llegar a 3,5 millones de personas vía correo electrónico y a cerca de medio millón mediante mensaje de texto por teléfono móvil.