Redacción Quito
El parque de La Carolina es un punto de encuentro para deportistas, caminantes, enamorados, niños…
Para mantener el espacio verde limpio, existen rótulos que piden a los usuarios que boten la basura en los tachos. Además, se invita a quienes tienen mascotas que eviten que los animales también ensucien el sitio.
Para Julio Benalcázar, usuario del parque, esto mejoró el aspecto del espacio verde. “Es cuestión de educación; la gente debe colaborar con la limpieza”.
La seguridad también mejoró en el sector, según Marjorie Pineda, quien vende frutas y jugos de lunes a domingo. Mientras corta las frutas cuenta que ahora hay policías que realizan recorridos durante el día.
Con ella coincide Adriana Nieto, quien corre en el parque desde hace cuatro años. “Antes no me gustaba venir a las 07:00, porque habían asaltos a cualquier hora del día”. Mientras bebe un vaso de jugo de naranja, Nieto cuenta que la seguridad mejoró por los patrullajes que la Policía hace en bicicletas y a caballo.
Pero para Alonso Vilatuña, quien entrena canes cerca del Jardín Botánico, el lugar aún es peligroso. Mientras un can se acuesta con una orden verbal, Vilatuña dice que en el parque hay lugares en los que no se puede transitar, sobre todo, en las noches. “Hace falta más iluminación”.
Para completar las tareas de limpieza, el lunes por la mañana, 24 trabajadores recorren el parque para recolectar alrededor de 3 toneladas diarias de basura. El jefe de limpieza, Vinicio Betancourt, dice que, los lunes, la cantidad de desperdicios llega a sobrepasar las 10 toneladas.
Su trabajo y el de sus 23 compañeros es indispensable para Francisco Zapata, quien camina a diario por el parque hacia su trabajo, en la avenida Los Shyris. “Aprovecho para respirar aire puro”.
Mientras los 24 obreros se encargan de adecentar la imagen del parque, al que llegan cerca de 10 000 personas cada día, los deportistas realizan sus actividades con tranquilidad mientras los demás usuarios disfrutan un momento de distracción.