Rosa Ortega (derecha) participa de plantones tras el asesinato de su prima Vanessa. Foto: Julio Estrella / Archivo EL COMERCIO
En el muro están 180 nombres de mujeres. Todas han sido asesinadas violentamente en el país. Ese listado se muestra en la Universidad Andina desde el pasado 10 de febrero en una exposición sobre la violencia contra la mujer.
En la muestra aparece el nombre de Vanessa Landines Ortega. Una mujer que fue hallada sin vida en un hotel de Ambato (Tungurahua). Tenía 37 años y era madre de una pequeña de año y medio. Rosa Ortega es su prima y hace 11 días recordó que Vanessa falleció tras ser golpeada brutalmente en el abdomen.
Ella no da detalles del responsable, aún duele recordar ese 19 de octubre del 2013. Pero dice, que siguen a la espera de justicia, pues el único investigado fue liberado y ahora el caso se indaga.
Pese a esto, en los casi tres años de la ausencia de Vanessa, el único recuerdo que tienen de ella es su hija que ahora está por cumplir cuatro años.
La niña vive con su abuelita de 60 años. La mujer tuvo que dejar su trabajo como maestra para cuidarla a tiempo completo. Con su jubilación la viste y alimenta. Actualmente crece en Ingahuerco, un barrio al norte de Ambato. Allí, también creció Vanessa. Su madre pide que el caso se esclarezca.
Lo mismo exigen los familiares de Ruth Sarmiento, una joven que tras su muerte en 2011 dejó a tres niños de cinco, tres y un año en la orfandad.
Ellos dormían en la habitación cuando el novio de su madre le disparó en la cabeza luego de una pelea.
Tras su muerte, el hijo mayor fue a vivir con su padre, mientras que los dos más pequeños se quedaron con su abuela de 65 años, quien se hizo cargo de ellos. Los tíos también le ayudan con la comida y les dicen a los pequeños que su mamita está en el cielo.
Ellos viven en San Isidro del Inca y hace 11 días contaron que el presunto responsable de la muerte de Ruth fue detenido luego de un año que sepultaron a la joven, pero hasta ahora no hay una sentencia. Por eso temen que salga libre y la muerte quede impune.
En estos dos casos, las muertes se trataron como crímenes, pero desde agosto del 2014 que entró en vigencia el nuevo Código Penal (COIP), este tipo de muertes violentas de mujeres se pueden procesar como femicidio.
Desde esa fecha hasta el 15 de febrero pasado se han tramitado 73 denuncias, de las cuales 21 ya tienen sentencias condenatorias; el resto está en otras fases legales.
El crimen de una joven de 19 años, Johanna, volvió a los tribunales hace 18 días, tras la captura del presunto responsable. Ella murió el 13 de febrero del 2006 y desde entonces este caso estaba siendo tramitado como crimen y no había sentencia.
Su expareja la apuñaló cerca al domicilio de su hermana mayor, en Chillogallo, al sur de Quito.
Tras el incidente, él escapó y migró a Venezuela, en donde fue detenido en julio del 2015, pero su deportación se dio en enero pasado. El juez a cargo sentenció a este hombre a 25 años de cárcel. El dictamen que tanto esperaba el padre de Johanna, Francisco Cifuentes, llegó 10 años después de su muerte.
Él recuerda que a su hija le gustaba vestir prendas celestes, fucsias y turquesas. El día que la asesinaron llevaba puesta una blusa turquesa y un pantalón de tela negro.
Esa ropa se llenó de sangre luego de que su exnovio le propinara 17 puñaladas en el abdomen, pecho y hombros.
Su hermana Slendy cuenta que hace un año entró a Facebook para buscar al responsable de este crimen y se dio cuenta que estaba en Venezuela y denunció de inmediato a la Policía.
Se activó la búsqueda internacional de la Interpol y un mes después lo encontraron. Su temor era que el caso prescriba a los 10 años, pero la ley establece 15 años para crímenes. Los restos de Johanna reposan en el cementerio de San Diego junto a los de su abuelita paterna.
Esta misma sentencia recibió el martes 8 de marzo la pareja de Angélica Balladares, una joven de Santo Domingo que en septiembre del 2013 fue hallada sin vida en Riobamba.
Según las investigaciones, el novio la estranguló hasta quitarle la vida.
Ella tenía 23 años y estudiaba diseño gráfico.
Mientras duró el proceso legal, sus familiares y amigos realizaban plantones y marchas en Riobamba y Quito. Además, difundieron el caso por redes sociales, para evitar que esto se repita. Afuera de la última audiencia de este caso, en la Corte Nacional en Quito, estuvieron familiares de otras víctimas, entre ellas la prima de Vanessa Landín.
En contexto
El crimen de dos jóvenes argentinas se investiga en el país desde febrero. Peritos extranjeros participan de la indagación para aclara las muertes. Hermanos y tíos de las jóvenes llegarán desde el martes a Ecuador para acompañar en las diligencias.