El ingreso al país era legal. Llegaban desde Asia y el Caribe en vuelos directos o tras escalas en Brasil. Una vez en los aeropuertos de Ecuador pasaban por Migración, sellaban su pasaportes y entraban como ‘turistas’. Después sus vidas pasaban a depender de organizaciones delictivas que supuestamente se dedicaban al tráfico de migrantes.
En menos de 24 horas, agentes élite de la Policía desarticularon dos mafias en siete ciudades. La primera se dio en Tulcán, Quito, Ambato y La Troncal. Casi a la misma hora en que el juez dictaba prisión preventiva para nueve de los 11 detenidos en ese caso, también se conocía de otra operación contra otra red internacional.
En este último hecho, los investigadores incursionaron en Quito, Guayaquil, Zapotillo y Huaquillas (frontera sur).
Por la tarde, las autoridades dijeron que en los dos operativos rescataron a 101 personas provenientes de la India, Nepal, Pakistán, Irán y Haití. Ellas intentaban llegar a Estados Unidos y Brasil de forma ilegal.
En el caso del Carchi, la Fiscalía presentó un 12 expediente de 1 200 páginas y dio más detalles de cómo intentaban llevar a las víctimas: los extranjeros se ocultaban en pequeñas habitaciones de hostales, dormían en las bodegas de restaurantes de comida o en casas particulares.
Nadie podía decir nada acerca del viaje. De esta forma se preparaban para cruzar la frontera tanto por pasos irregulares o regulares. Pero en ninguna de estas dos modalidades quedaba constancia de su salida del país. Las víctimas que migraron por Rumichaca (Carchi) no sellaban sus pasaportes ni el ingreso a Colombia.
Durante la audiencia de formulación de cargos, el fiscal Diego Correa señaló que el Ecuador era usado como punto de paso en un periplo por tierra que se iniciaba en Quito.
“A diferencia de nuestras naciones vecinas, el Ecuador no les pide visas a los ciudadanos de la India”, explicó Correa.
En cambio, Colombia y Perú sí exigen visa y garantías económicas elevadas a las personas del Asia y El Caribe.
“Nuestro país era el punto más fácil para ingresar a América y por eso el delito comenzaba aquí”, señaló un agente de Inteligencia, que estuvo a cargo de esta indagación.
El viceministro del Interior, Diego Fuentes, dijo que cada organización ofertaba diferentes destinos. Para los asiáticos Estados Unidos era su meta, los haitianos anhelaban Brasil. Estos últimos permanecían hacinados en hostales durante semanas. Luego debían salir por la frontera sur hacia Perú. Fuentes aseguró que se investiga a un policía, quien habría ayudado a pasar a los migrantes sin el respectivo control.
El viaje a Estados Unidos
El ingreso a Colombia se daba, sobre todo, por un paso conocido como El Brinco, en el Carchi, revelaron agentes de Inteligencia. Los extranjeros debían emprender largas caminatas de más de 10 horas por una montaña, montar mulas, deslizarse por una quebrada y atravesar el Río Carchi.
Una vez que habían llegado al país el viaje seguía vía terrestre hasta llegar a Panamá. Luego debían pasar Centroamérica y después de dos
meses podían pisar los Estados Unidos.
Durante todo ese tiempo, los migrantes pasaban al cuidado de diferentes miembros de las organizaciones delictivas.
Pero no había garantía de alcanzar la meta, ya que la Policía desconoce cuál es el futuro de las víctimas. Sin embargo, la investigación que se inició en el Ecuador estará a disposición de los fiscales colombianos, detallaron agentes.
En esta red, la Policía también relacionó a una agente de Antinarcóticos con estas actividades ilegales. Ella fue arrestada en La Troncal, en Cañar.
En la audiencia, la uniformada prefirió acogerse a su derecho al silencio, pero el fiscal Correa detalló su presunta participación. El 11 de septiembre del 2014, la policía llegó a un retén que servía de control migratorio ubicado poco antes de ingresar a Tulcán. En el expediente se explica además que en ese lugar se encontraban seis extranjeros quienes minutos antes fueron bajados de un bus interprovincial. “Se ve que conversa, hace ademanes y luego sale en su auto con tres migrantes”, dijo el fiscal.
Luego la mujer condujo a los extranjeros a un hostal en Tulcán y volvió al retén. De nuevo habló con otros policías y sacó a otros tres ciudadanos indios. Un día después ellos pasaron la frontera por un paso ilegal.
Para el juez su participación es esta presunta red no era clara, por eso ordenó que se presente ante un fiscal. Inspectoría de la Policía abrió ayer una investigación a la agente.