Pablo fiallos
Redacción Siete Días
Si hubiera cómo hacer una resignificación del mundo, la única forma de hacerlo sería a través de las palabras. Así lo comprende Cristóbal Cobo, director del proyecto Quitsato, el cual desarrolla un trabajo concerniente en el estudio y revalorización del concepto de la Mitad del Mundo.
Su mapamundi se orienta hacia arriba con el este, en lugar del norte, como regularmente se conoce. “La idea de que el norte es arriba es una concepción que nos han vendido, sin ningún respaldo científico”. Él sustenta la nueva colocación del mapa global apuntando a la palabra oriente. “Esa es la forma en la cual deberíamos ‘orientarnos’”.
La palabra que nombra a su proyecto, Quitsato, también tiene un importante significado. El término de la lengua tsafiqui, que utilizan los tsáchilas, proviene de las palabras quitsa, que significa mitad, y to, que significa mundo.
Lo mismo sucede con el término ecuador, que significa igualador. Ante ello, Cobo explica que el concepto de la línea ecuatorial está errado. “La línea no divide a los dos hemisferios; al contrario, los une”. Esta afirmación de convertir a Ecuador en los igualadores del mundo es la que el proyecto Quitsato quiere difundir. Allí se ha instalado un inmenso reloj solar que indica las distintas disposiciones temporales, como solsticios y equinoccios, a partir de las distintas posiciones del Sol.
El expositor del lugar, Daniel Ramírez, explica que este monumento fue construido hace dos años. Allí, el GPS (sistema de posicionamiento global) marca 00°.00’.00.0”. Él también explica que el horizonte fijo de las montañas de Ecuador permite que en este lugar se puedan hacer las mediciones con exactitud, como no lo permiten otros lugares, por tener una geografía cambiante, como la selva africana.
Gracias a la posición geográfica andina, sus montañas han sido siempre un estupendo observatorio astronómico. Por ello, el monte Catequilla, ubicado en San Antonio de Pichincha, a 25 km de Cayambe en línea recta, es uno de los puntos más importantes por donde cruza la línea ecuatorial.
En su cima hay un sitio arqueológico. Son vestigios de una pared de piedra semicircular con un diámetro de 70 m, construida hace más de 1 000 años por sociedades preincaicas. El final de la estructura forma un ángulo de 23°30’, en relación con la línea del ecuador. Ese mismo ángulo corresponde a la inclinación de la Tierra con la línea del Sol, lo que evidencia el elevado conocimiento astronómico de los indígenas.
Hacia el sur de Catequilla, a 240 metros de la línea ecuatorial, se encuentra el monumento conocido como Ciudad Mitad del Mundo. La línea que cruza por allí tiene una falla de 8 segundos.
La construcción de ese monumento se hizo, en realidad, en homenaje al grupo de científicos franceses que llegaron al país a hacer sus investigaciones. Ahora, como explica la guía del complejo Heidi Espinoza, el lugar funciona como la representación turística de la Mitad del Mundo.
Sin embargo, para Fabián Vera, director del museo de sitio Intiñán (Camino del Sol), no existe una verdadera Mitad del Mundo. Vera destaca la importancia del valle de Lulumbamba, por las observaciones astronómicas que hicieron en este lugar los quitus. Allí se fijaron que el sol no hace sombra a las 12:00, durante los equinoccios: el 21 de marzo y el 23 de septiembre. Pero este fenómeno puede ocurrir a 100 km hacia el norte o hacia el sur del punto que el GPS marca 00°.00’.00.0”.
Cobo asegura que ni la tecnología puede definir un lugar exacto, pues dependiendo del código satelital la marcación puede ser más o menos precisa, como lo comprueba con su GPS, que marca 00°.00’.00.0”, en una franja de alrededor de 100m. Sin embargo, el director destaca la importancia histórica y cultural para el país de sentir el concepto de apropiación de la Mitad del Mundo.
Ese sentimiento es compartido por don Segundo, el más gallardo de los habitantes de Calacalí, como él mismo se define. Este anciano, pequeño e inquieto, al que todo el mundo conoce y saluda, fue el guardián del parque central de este lugar por años. Ahora, jubilado, sigue representando al pueblo y conversa sobre los dos orgullos que tiene el pueblo.
El primero es el monumento de la Mitad del Mundo, trasladado hace 30 años desde San Antonio de Pichincha. El otro es Carlota Jaramillo, una de las mejores voces del país. Los monumentos de ambos comparten el espacio en la plaza. Al frente, llama la atención la escuelita Línea Equinoccial, el tercer orgullo de Calacalí.
Una línea que atraviesa el mundo entero
Colombia, Brasil, El Congo, Sumatra, Borneo… la línea ecuatorial cruza por diversos lugares en el mundo. Y en Ecuador también. Desde la isla Isabela de las Galápagos hasta La Concordia, son varios los sitios del país que reclaman como suya a la Mitad del Mundo.
Uno de ellos es Jandayacu (Nueva Loja), uno de los pocos puntos accesibles por donde cruza la línea equinoccial en la Amazonia.
Allí, el punto 00°00’00’’ pasa totalmente inadvertido; no hay un rastro ni un hito que advierta o represente el paso de la línea ecuador en el lugar. El Cabo 1° del Comando GFE 53 Rayo de Nueva Loja, Henry Cabezas, a la vez que registra las coordenadas en su GPS, solicita ayuda a los conductores para poner en práctica unos experimentos aplicables en el punto 0.
La ausencia de sombra al mediodía es solo uno de los fenómenos característicos de los puntos sin latitud. Cerca de las 13:00 la misma deja, lentamente, de guardarse por debajo de los pies.
Otro sitio por donde cruza la línea está en el norte de Manabí, en la comunidad El Palmar del cantón Pedernales. A 100 metros de la playa había un monumento. En la parte superior de este estaba una piedra de forma oval parada de costado. La roca tenía la Leyenda de la hazaña de la Misión Geodésica que llegó a Ecuador y el nombre de los científicos.
Los lugareños cuentan que el propietario de la hacienda se molestó debido al constante ingreso de personas a su propiedad ,por lo que decidió derrocar el modesto monumento. En la actualidad no quedan huellas de lo que fue el monumento a la Mitad del Mundo.