Soledad Guaján comparte con los turistas alemanes mientras recogen arvejas en la comunidad Santa Bárbara, en Cotacachi. Foto: Archivo / EL COMERCIO
La riqueza cultural ecuatoriana es el atractivo principal que invita a experimentar en los proyectos de turismo comunitario que se desarrollan en el país. Cerca de Quito existen cinco propuestas que, además de ser económicas, permiten disfrutar de diversos paisajes naturales y también compartir junto a sus pobladores.
Estas opciones son Manduriacu, Cotacachi, La Chimba, Yunguilla y Quilotoa. En la primera, ubicada entre las provincias de Pichincha e Imbabura, el visitante puede adentrarse en la Reserva Los Cedros, donde en las madrugadas se puede observar a monos aulladores y aves migratorias.
Fabián Hernández, uno de los iniciadores del proyecto en Manduriacu, explica que los turistas pueden saborear el café que se cultiva en la zona de Íntag, de tipo arábigo que, por su calidad, es exportado hacia Europa. “Hemos recibido a turistas de Francia y España. El turista nacional se resiste todavía a experimentar estas alternativas de turismo”.
A Manduriacu se llega por las vías Culebrillas o Calacalí – La Independencia. En ambas, tiene que dirigirse hacia Gualea y luego a El Chontal. Alojarse en sus casas tiene un costo de USD 25, mientras que las cabalgatas cuestan 10. Si se anima a aventurarse, puede llegar a caballo hasta las termas de Nangulví, en Imbabura.
Rosa Elena Fuerez junto a su esposo Antonio Jerez, acogen a los turistas extranjeros en la comunidad de Morochos, en Cotacachi. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Al noroccidente, en cambio, está la comunidad kichwa de La Chimba, perteneciente a la parroquia cayambeña de Olmedo. Gran parte de los pobladores de este lugar ubicado a 3 180 msnm se dedicaron a la agricultura y ganadería; sin embargo su historia cultural representa su mayor riqueza.
En cada rincón de este lugar se evoca la lucha de la lideresa indígena Tránsito Amaguaña y sus procesos de resistencia que encabezó este referente de indígena por aquellos años.
En el centro intercultural que se implementó allí, podrá conocer cómo sus habitantes buscan rescatar la memoria ancestral de los pueblos originarios para preservar sus saberes, además de la trascendencia del movimiento indígena desde la época de la reforma agraria. Existen sectores dentro del bosque donde también es posible acampar o realizar trekking o senderismo.
En Yunguilla, en cambio, los turistas buscan ser parte de los procesos de agricultura, ganadería y reforestación. Según Álex Collahuazo, coordinador de turismo comunitario de Yunguilla, los turistas europeos son los que más disfrutan al presenciar la producción local de quesos, yogur y mermeladas orgánicas.
Cabalgatas junto a los chagras en los reservorios de agua de la comunidad de La Chimba en Cayambe, en las inmediaciones del volcán Cayambe. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
“Los turistas son parte del proceso de reforestación en la finca comunitaria de Tahuallullo. Gustan de las caminatas por el sendero de culuncos, que fue usado por los yumbos para intercambiar productos”. Por USD 45, se puede hospedar dos días y una noche en la finca, precio que incluye un guía y tres comidas.
A 103 km de Quito, en Imbabura, funciona el proyecto Runa Tupari de los kichwas otavalos, el cual oferta el hospedaje, alimentación y guías en cinco comunidades de Cotacachi, con precios que van desde los USD 28.
En la laguna de Cuicocha, ubicada en la Reserva Ecológica Cotacachi – Cayapas, se puede, además, realizar el sendero de la Ruta Sagrada, para conocer más sobre la cosmovisión indígena a través de su calendario solar, calendario lunar, ofrendas y ritualidad.
180 km al sur de Quito, en cambio, se ubica el Quilotoa, donde la empresa Maquita Turismo diseñó una propuesta de turismo comunitario cercana a la laguna. El hospedaje se oferta desde los USD 35, e incluye la cena y el desayuno.