En un mirador de Pichincha se puede observar hasta 22 volcanes

Desde la parroquia Cochapamba del cantón Rumiñahui, se tiene el sendero que más rápido le conduce hacia la cima del Pasochoa. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Desde la parroquia Cochapamba del cantón Rumiñahui, se tiene el sendero que más rápido le conduce hacia la cima del Pasochoa. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Desde la parroquia Cochapamba del cantón Rumiñahui, se tiene el sendero que más rápido le conduce hacia la cima del Pasochoa. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Para Sangolquí, el carnaval es una oportunidad de promocionar su cultura, destinos y gastronomía, y de esta manera evitar el juego con agua y espuma.

Ubicado a 25 km de Quito, este cantón prepara un desfile que de décimo tercer año de forma consecutiva se realizará por las céntricas calles sangolquileñas, con la participación de 1 500 bailarines, 10 carros alegóricos, 32 comparsas, zanqueros, batucadas y seis reinas de las cuales tres son oriundas del cantón y las otras tres son invitadas internacionales.

El año pasado, al cantón Rumiñahui acudieron cerca de un millón de turistas. Sus senderos ecológicos, cascadas, gastronomía y fiestas populares fueron su principal atractivo.

Uno de los circuitos turísticos más recomendado es el Mirador de los Andes, el cual inicia desde la parroquia Rumipamba e incluye recorridos por seis cascadas, visitas a amplias áreas de bosque nativo, cabalgatas, y la visita de lugares de valor histórico como la Casa Museo Kingman.

Conocido, además, como la ruta más corta para llegar al Parque Nacional Cotopaxi y de poseer el sendero más corto para llegar a la cumbre del Pasochoa, desde donde en un día despejado se puede admirar a 22 de los 98 volcanes que tiene el Ecuador. Si tiene suerte, mientras asciende, puede observar al lobo de páramo, una especie endémica en el mundo.

En las estribaciones del Pasochoa hay hoteles que le permitirán descansar alejado del ruido de las grandes urbes. Uno de estas opciones es Cotopaxipungo, hotel en cuya construcción se utilizó una combinación de técnicas antiguas con la cual se edificaron los monasterios de Quito junto a la más moderna técnica antisísmica.

Este lugar se diferencia del resto porque las ventanas de todas sus 15 habitaciones tienen una vista privilegiada del Cotopaxi, aunque también se puede divisar al Antisana y al Sincholagua. “En este carnaval puede disfrutar del hornado sangolquileño, los cuyes de Selva Alegre y aprender más sobre la cultura chacarera en una cabalgata”, reseñó Sebastián Cornejo, administrador de Cotopaxipungo.

Suplementos digitales