El etnoturismo se consolida en Archidona

Las cavernas de Jumandi, es el mayor atractivo natural de Archidona. Foto: Glenda GIacometti / VIAJAR

Las cavernas de Jumandi, es el mayor atractivo natural de Archidona. Foto: Glenda GIacometti / VIAJAR

Las cavernas de Jumandi, es el mayor atractivo natural de Archidona. Foto: Glenda GIacometti / VIAJAR

Ubicado a 184 km de Quito, Archidona destaca en el mapa nacional con 47 atractivos turísticos. Entre ellos están las cavernas de Jumandi, el gran cañón del Ñachiyacu, las cascadas del río Hollín, el senderismo hacia el volcán Sumaco, las chakras (parcelas de tierra cultivable) de cacao y café, wayusa y otros. A estos atractivos se agregan emprendimientos en acuicultura de especies como la tilapia y el paiche.

El principal potencial de Archidona es espeleológico y se lo puede recorrer a través de un fascinante viaje hacia las entrañas de la tierra, en donde brotan ríos, lagunas y cascadas subterráneas.

La caverna archidonense más famosa es la que utilizó el cacique de los Quijos, Jumandi, hace más de 450 años, tras revelarse a los españoles. Con el paso de los años, este lugar se transformó en el templo de graduación de los nóveles yachak, para que sumen a su conocimiento a la fuerza que sale las entrañas de la naturaleza.

Ingresar es un reto. Según Bertha Grefa, guía de la caverna, a más de los murciélagos y arañas látigo que habitan allí, se puede observar camarones de río de siete centímetros, cangrejos y peces ciegos.

Ya en el interior de la cueva, se puede observar cómo las gotas de agua que cayeron por años, formaron montículos de roca calcárea rica en minerales, mientras se avanza por estrechos pasadizos donde apenas el cuerpo puede ingresar de lado, cuidándose de no golpearse la cabeza.

A pocos metros de allí están las cavernas Chikillu Elefante, en donde una cueva se usa hasta la actualidad como templo ceremonial para rituales kichwas con ayahuasca. Para llegar se atraviesa por un sendero con petroglifos de la cultura quijos, roca petrificada, plantas de uso medicinal y árboles patrimoniales (como uno de tebo de 150 años).

Según Wilson Grefa, en su cultura aún se mantiene la creencia de que a los recién nacidos se les da de tomar un preparado de pumayuyo, planta que crece en la parroquia de Cotundo. Se le da al bebé para que, cuando crezca, sea una persona fuerte, y cuando muera, reencarne en un puma.

En este lugar también se preserva una chapana o punto de vigilancia para la cacería, que fue usado hasta hace un par de décadas atrás para esperar el paso de guantas y guatusas que buscaban alimentarse de los frutos del árbol de pitón.

Hospedarse en Archidona tiene un costo promedio de USD 30,50 por persona por día e incluye el desayuno.

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