Xavier Pimentel, protagonista de la comedia La cena de los idiotas, del Sánchez Aguilar, actuó por última vez en televisión en el 2008. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Un viejo obsesionado por la perfección. Así se define el actor y productor de televisión Xavier Pimentel, que a los 40 años sube por primera vez a las tablas, en el papel protagónico de La cena de los idiotas, que el Teatro Sánchez Aguilar estrenó la noche de este jueves 7 de mayo de 2015 y que permanecerá en cartelera por tres semanas.
“Nunca había hecho teatro por falta de tiempo, por cobardía y por falta de disciplina”, indicó el productor de la serie Solteros sin compromiso (CntTv).
Pimentel luce desenvuelto y verosímil encarnando a un frívolo editor de libros de ficción que cada miércoles invita a una cena al más grande idiota que pueda conseguir, para burlarse de él con sus amigos.
En la búsqueda del último de estos personajes una sucesión de embrollos perturbará completamente la vida del protagonista, y Marcelo Gálvez, que hace el papel del ‘idiota’ de turno, contribuirá a que los enredos (y malentendidos) tomen las más grandes proporciones.
Pedro –el personaje de Pimentel- es el eje sobre el que giran un elenco de otros seis actores en una comedia del dramaturgo francés Francis Veber.
El animador de televisión ni siquiera actuaba desde su papel en El Hombre de la casa (2007-2008), adaptación de Ecuavisa de la comedia ‘Tres son multitud’. Tras los talleres que realizó con Ámparo Guillen, Lucho Aguirre y Oswaldo Segura nunca tuvo tiempo de ‘graduarse’ haciendo una obra de teatro.
“Tenemos un director uruguayo. El teatro requiere de unos procesos muy exigentes, pero las cosas que valen la pena siempre lo son”, indicó el artista, aún encorvado por la lumbalgia que aqueja en escena a su personaje, tras el último ensayo general de la obra.
El elenco, integrado además por Leandro Mateus, Érika Vélez, Luciana Grassi, Bernardo Menéndez y Pepe Sánchez, lleva dos meses trabajando los ensayos, en jornadas de entre 6 y 7 horas, de lunes a viernes.
Para remarcar la diferencia entre la producción de teatro y la de televisión Pimentel pone por ejemplo la repetición de las planas escolares. En la televisión, por tiempo, queda la mejor línea, la que salga con la letra más bonita; en el teatro cada línea de esa incesante repetición de texto e interpretación debe ser mejor que la anterior, explicaó.
“La cena de los idiotas es una historia que le permite al público entender en verdad quienes son los idiotas. El ser humano tiene una tendencia a confundir al idiota con la buena persona”, indicó Pimentel.
El director uruguayo Marcelino Duffau, que en 25 años ha montado más de 100 espectáculos, soltó risas y carcajadas durante los últimos ensayos de la puesta en escena. Se divierte con su propia obra. “Hay cosas que me causan mucha gracia, me gusta el humor muy negro o sino me gusta el humor que resulta de la torpeza”, indicó Daffau, que dirige por primera vez La cena de los idiotas.
“El texto es muy bueno, nosotros acá la hicimos guayaco”, agregó el director. “El dramaturgo es francés pero esta es una obra ecuatoriana, guayaquileña”.