El líquido negro es utilizado para dibujar su rostro o tinturar y tratar el cabello. Foto: Cortesía Amador López
Los indígenas de los pueblos y nacionalidades de la Amazonía se dibujan diseños originales en su rostro con el wituk. El fruto amazónico también es utilizado para tinturar y tratar su cabello antes de celebrar a la Pachamama, festivales musicales o reuniones de los líderes de las diversas comunidades.
Una de las asambleas que fue aprovechada para mostrar el arte en su rostro fue la reciente elección del nuevo Consejo de Gobierno de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae).
Allí asistieron cerca de 550 líderes de las provincias amazónicas con sus coronas de plumas multicolores, collares hechos con huesos, granos o piedras y sus vestimentas tradicionales. Uno de los dirigentes que lucía el diseño de las piernas de un mono en su rostro fue Manari Ushinga.
El líder del pueblo Zapara, de 41 años, indicó que el dibujo del primate representa la conexión entre el cielo y la tierra. “El mono cuando salta libera energía y equilibra su cuerpo para no caerse”, asegura Ushinga.
Plasmar el diseño de los animales en los rostros puede llevar entre 20 y 45 minutos. Los dibujos tienen originales formas que pueden representar animales, también montañas o figuras geométricas con líneas y círculos.
Ushinga, por ejemplo, se dibuja una especie de boa que significa el equilibrio para tomar decisiones o el tigre que es para recibir las energías de las montañas en los largos trayectos que tenga que viajar. “Es un ritual que debemos hacer previamente para plasmar lo que nos dicen los espíritus en nuestros sueños. Nos llenamos con la energía de nuestra madre tierra”, dijo Ushinga.
Los ancestros del pueblo originario kichwa Sarayaku tienen una leyenda sobre la creación del wituk. Los ancianos del pueblo hablan de la existencia de dos mujeres jóvenes de extraordinaria belleza que eran consideradas como las vírgenes de la selva.
Ellas recorrían los bosques en busca de novios. Según Sabino Gualinga, sabio de Sarayaku, al no encontrar a los hombres acudieron al gran espíritu de la selva Arutam, el dios de la eterna juventud.
A la deidad le solicitaron que las convirtiera en plantas útiles, para limpiar sus cuerpos y ser aceptadas por los cazadores y la gente. El gran Arutam tuvo lástima de ellas y decidió que la de caballera roja se convertiría en achiote y la de cabello negro en el emblemático árbol de wituk.
Desde entonces, las plantas se encuentran por toda la Amazonía para uso y disfrute de sus habitantes. Por eso, para las fiestas, celebraciones importantes o reuniones, todos se pintan las caras y se tinturan el cabello. Esta leyenda se contó a los asistentes del festival Yaku Fest en Pastaza.
Nina Osorio, promotora del festival, indicó las mujeres indígenas se encargaron de narrar estas historias con el propósito de salvar nuestros boques y el agua. “Cuando sean jóvenes podrán plasmar por sí solas sus sueños y deseos en su cara y en la de sus pequeños hermanos”, dijo Osorio.
El tratamiento capilar implica su tiempo con el wituk. Cuando el fruto cae del árbol se lo parte para rallarlo. Esa masa se pasa por todo el pelo. Pese a que el interior del fruto es blanco cuando se exprime se obtiene un líquido negro que, incluso, se impregna en la piel por mínimo 8 días.
De acuerdo con Samaï Gualinga, el proceso debe hacerse durante cuatro semanas seguidas. “Los baños con wituk se realizan en la mañana y tarde. Los cabellos claros se vuelven rojizos, pero después toman una coloración negra intensa y se da volumen al cabello”.