Estudiantes en el Instituto Fiscal de Discapacidad Motriz, el primero construido con los fondos recaudados a través de la venta de tarjetas navideñas. Fotos: Paúl Rivas/El Comercio
José Prado y María Coello iniciaron su trabajo en las Olimpiadas Especiales cuando aún eran estudiantes de Educación Física, para cumplir con las horas de práctica que piden las universidades.
Prado se sentía impotente al no saber cómo enseñar a los niños con capacidades especiales los diferentes deportes, así que al inicio pensó que una vez que finalice su período, dejaría esta organización.
Han pasado 18 años y ahora él es miembro de planta de la dirección de Pichincha. Los retos que los niños le han puesto en su vida profesional y los lazos que ha hecho con esa gran familia no le permitieron separarse.
La historia de Coello es similar. Hace 13 años ingresó a la dirección del Guayas como entrenadora. Al poco tiempo y gracias a su gestión para solventar los problemas que cada día se presentan para los niños involucrados en las Olimpiadas Especiales, fue nombrada Directora de Guayas.
Para Coello esta responsabilidad fue un honor, pues había establecido una relación de amistad y compromiso con los beneficiarios y sus familias. A través de los años continuó sus estudios para ofrecer una mejor atención y entender mejor cada uno de los casos. Actualmente es máster en Diseño Curricular, lo que le permite complementar su carrera de Educación Física.
Alrededor de 1 500 voluntarios trabajan todo el año para cumplir con las tres directrices de la Organización. El principal objetivo es la inclusión de niños con capacidades especiales a través de las actividades deportivas. En Quito, por ejemplo, unos 200 atletas entrenan los fines de semana los deportes olímpicos.
Estudiantes de los colegios Becquerel, Americano, Alemán, Liceo del Valle y José Engling ayudan a los atletas a cumplir, en la medida de sus posibilidades, con los ejercicios.
Los otros dos objetivos de la organización se crearon como respuestas a necesidades que surgieron en el camino.
La directriz de arte y cultura fue creada por incidencia del pintor Oswaldo Guayasamín. Hace 20 años realizaron la primera edición del concurso de pintura y dibujo en la fundación del artista ecuatoriano. Esta tradición continuó por cinco años.
María José Cueva, directora ejecutiva de Olimpiadas Especiales Ecuador, recuerda que el ‘maestro’ -como lo llama- dijo en una ocasión algo similar a esto: “si tenemos dibujos tan bonitos, por qué no los vendemos y recogemos fondos para hacer obras”. Así se creó el concurso para elegir los trabajos que serían impresos en tarjetas navideñas.
El proceso inicia en marzo, cuando los participantes envían sus propuestas. Se escogen las mejores pinturas y se realiza un concurso. De esta manera se aseguran de que el autor haya sido el niño o adolescente y que el dibujo no haya sido hecho por otra persona o con la ayuda de una plantilla.
Ricardo Escobar, de 16 años, es uno de los estudiantes del Instituto Fiscal de Discapacidad Motriz (Insfidim), que han participado en el concurso. Entre sus actividades favoritas está jugar básquet y pintar. Para él, los dibujos de sus compañeros son muy bonitos, pero su campana fue una de las propuestas que llegó al concurso en una edición anterior.
Las tarjetas incluyen una corta biografía del autor al reverso. Allí, los pintores hablan sobre su familia, sus actividades favoritas y sus amigos. Es una forma de humanizar el producto.
Además de las tarjetas, Olimpiadas Especiales ha desarrollado un catálogo de productos, en los que constan agendas, esferos, relojes de escritorio y otros. Todos estos pueden ser personalizados para empresas. Con los fondos recaudados de la venta de estos objetos se ejecuta el proyecto Pintando un Futuro Mejor, desde el 2003.
La construcción del Insfidim, ubicado en el sector de Chillogallo, es el primer resultado de esta iniciativa. A partir de ese año, se han construido 14 escuelas, que han acogido a más de 2 000 niños con discapacidad física e intelectual en todo el país. El objetivo es dar educación digna y gratuita al percentil más bajo.
En lo deportivo, más de 20 000 niños y niñas en el Ecuador son parte de las Olimpiadas Especiales. Cueva expresa que por cada atleta se impacta a unas cinco personas que están alrededor del niño. Entonces, la organización llega a unas 100 000 personas en el país.
Olimpiadas Especiales está ya 35 años en el Ecuador. Esta Organización No Gubernamental fue fundada en 1962 y está presente en más de 180 países a nivel mundial.