La casa de una planta ofrece más seguridad

Estos dos ambientes de Lienzo de Barro son amplios y estéticos. Foto: Cortesía y archivo El Comercio

Estos dos ambientes de Lienzo de Barro son amplios y estéticos. Foto: Cortesía y archivo El Comercio

Estos dos ambientes de Lienzo de Barro son amplios y estéticos. Foto: Cortesía y archivo El Comercio

Los parámetros que maneja una vivienda de una sola planta son, esencialmente, dos: la comodidad que ofrece a un segmento de la sociedad (tercera edad, niños, personas con discapacidad) y la facilidad de acceso a las diferentes estancias por los residentes, explica Jorge Bailón, arquitecto.

El espacio disponible es esencial, explica Fausto Acosta, arquitecto de Barro Viejo. 
Hay que anotar que para construir en un solo nivel se utiliza más espacio de terreno que, generalmente, se resta a los jardines.

Si el lote es lo suficientemente amplio no hay problema; si no puede suponer un contratiempo, acota Acosta.
Otra ventaja, adiciona Bailón, es que en la distribución espacial los ambientes están más unificados. Esto permite un mejor intercambio familiar y un mayor control de todos los espacios por parte de los adultos (necesario cuando existen niños pequeños).

Además, el contacto entre interior y exterior es continuo.
La eliminación de los escalones de las gradas, según Bailón, hace que la casa sea más segura para los niños que inician su aprendizaje de caminar, porque en una de dos plantas esto sí es un peligro.

“La única planta, asimismo, se acopla mejor a equipos con ruedas como coches para bebés o sillas de ruedas. También demanda menor esfuerzo físico en los desplazamientos, especialmente en adultos mayores o personas con alguna discapacidad”.


No obstante y aunque no es necesario, explica Acosta, un juego de desniveles y unas pocas gradas ayudan a la estética y rompen la monotonía.


Las construcciones en planta baja se adaptan al entorno sin afectarlo en la imagen, contribuyendo a mantener un paisaje más humano, necesario hoy en día que el calentamiento global es ya una realidad muy dura, según Fernando Hinojosa , arquitecto y ecologista.

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