El número de bebés que vencen el VIH de sus padres aumenta

Según la OPS, la cantidad de niños que nacen con VIH en América Latina y el Caribe se redujo en un 78%, en los últimos 12 años. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO

Según la OPS, la cantidad de niños que nacen con VIH en América Latina y el Caribe se redujo en un 78%, en los últimos 12 años. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO

Según la OPS, la cantidad de niños que nacen con VIH en América Latina y el Caribe se redujo en un 78%, en los últimos 12 años. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO

Tania y su esposo tienen VIH (virus de la inmunodeficiencia humana). Ella lo descubrió en la sala de parto, cuando ingresó de emergencia para dar a luz a su primer hijo. “La prueba salió positiva; fue hace un año y siete meses”, recuerda.

El duro diagnóstico contrastó con la alegría por la llegada del bebé, quien nació libre del virus. Desde entonces, ambos empezaron los controles y los tratamientos para luchar contra una enfermedad que no les impidió convertirse en padres por segunda vez. En un embarazo planificado, con asesoría médica y una oportuna terapia de fármacos antirretrovirales, lograron reducir al máximo su carga viral. Así trajeron al mundo a Isaac, ahora de 4 meses.

El arrullo y el vaivén de los brazos de su madre lo tranquilizan, mientras ambos aguardan por su chequeo dentro del programa de prevención de transmisión materno-infantil de VIH, en la Maternidad Enrique C. Sotomayor, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.

Las paredes están marcadas con huellitas de manos multicolores. Los juguetes no faltan y la sonrisa de la doctora Mercedes Ortiz ayuda a diluir los nervios.

Este angosto consultorio ha alcanzado grandes resultados. “Desde el 2006 realizamos 240 000 pruebas de VIH, detectamos 1 630 gestantes portadores y cada año damos de alta a unos 70 niños, libres de virus”, explica Ortiz.

Estas historias de esperanza son parte de las estadísticas de América Latina y el Caribe. Según un reporte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el número de niños que nacen con VIH en la región se redujo 78%, en 12 años.

Mientras en el 2001 nacieron cerca de 10 700 niños con el virus, en el 2013 bajó a 2 300 -el 5% de los nacidos de madres portadoras-. Así lo detalla el informe ‘Eliminación de la transmisión materno-infantil del VIH y la sífilis en las Américas’ (2014), de la OPS, Unicef y OnuSida.

La meta para este año es bajar ese porcentaje al 2% y nueve países y territorios de la región ya lo han logrado. Otros ocho están entre el 2 y 5%, y 16 aún superan ese 5% (incluido Ecuador, según el informe).

“Todavía resta un último esfuerzo para lograr que el 100% de las embarazadas tenga acceso a servicios de salud, incluyendo la prueba de detección y el tratamiento antirretroviral que puede salvarles la vida y reducir las chances de transmitir el virus al bebé”, afirma, en un comunicado, Massimo Ghidinelli, jefe de la unidad de VIH/Sida de la OPS/OMS.

Claudia Zambrano, psicóloga de la fundación Vihda, trabaja con las madres portadoras para fortalecer su autoestima y afianzar su corresponsabilidad en la terapia. Para alcanzar las metas de la OPS, la especialista cree que es necesario fortalecer la difusión en el país. “Si bien las unidades de salud cuentan con herramientas de detección y diagnóstico, muchas mujeres no acuden ni siquiera a un control prenatal y no están informadas sobre la enfermedad”.

En la Maternidad Sotomayor, el protocolo de detección es parte de los controles prenatales. En las citas médicas realizan pruebas de VIH a todas las pacientes y, si alguna resulta seropositivo, aplican esquemas de medicación según cada caso.

Uno de los más efectivos consiste en seis pastillas antirretrovirales por día: una mezcla de lopinavir y ritonavir, con zidovidina y lamivudina. Otro es con una tableta de efavirenz diaria, solo a partir del segundo trimestre del embarazo “por efectos teratogénicos (posibles malformaciones)”, según Ortiz. Y un tratamiento reciente es con raltegravir. Estas terapias pueden costar entre USD 200 y 1 000 por mes, que son asumidos por el Ministerio de Salud Pública.

El objetivo es llegar al noveno mes con una carga viral baja, que registre cero en los análisis. Así se puede realizar una cesárea segura para el bebé, la madre y el personal médico.

Mirian (26 años) sabe que seguir esta rigurosa terapia no es fácil. Algunos fármacos causan fuertes malestares. “Pero todo vale la pena”, dice. Y abraza a su hijo de nueve meses, un pequeño coqueto, con un gracioso overol a rayas.

Las madres que siguen este protocolo están seguras de que entre el 98 y 100% de sus hijos crecerá sano. Pero algunas llegan de urgencia en labores de parto vaginal.

Por estos casos, desde el 2006 el programa del Hospital Sotomayor ha registrado 20 niños con VIH; algunos fallecieron, otros son tratados en pediátricos. “El virus es veloz en los niños. En menos de un mes pueden tener hasta 2 millones de carga viral, sus defensas bajan y puede morir por enfermedades oportunistas”, indica Ortiz.

Otras madres descubren la enfermedad en las salas de parto. En esa área, la Maternidad habilitó un minilaboratorio para pruebas rápidas. Bastan 20 minutos para tener un diagnóstico y tomar medidas.

“Si es positivo -dice Ortiz-, se administra zidovudina intravenosa más una tableta de nevirapina. Aunque la detección es tardía, el riesgo de transmisión baja a un 16 y 5%”.

Desconcertada, Andrea (24 años) recibió la medicación antes de entrar al quirófano. Todavía llora cuando lo recuerda, pero vuelve a sonreír cuando Elías, de cuatro meses, hace algún puchero. Es un niño robusto, saludable.

En el primer mes, Elías y todos los niños que son parte del programa reciben una terapia profiláctica, además de realizar una serie de exámenes. Ese chequeo continúa hasta los 18 meses, cuando les realizan un test de elisa final. Entonces estarán listos para recibir el alta, en una ceremonia en la que reciben un birrete de cartón como símbolo de que vencieron al VIH-Sida.

En contexto

La Iniciativa Regional para la Eliminación de la Transmisión Vertical del VIH y Sífilis en América Latina y el Caribe planteó como metas para el 2015 aumentar la cobertura de detección en mujeres embarazadas a más del 95% y llegar al 95% de centros de atención.

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