A veces exigentes y gruñones, otras alegres o chistosos y en ocasiones un poco tristes y preocupados. No importa el humor del que estén los ‘papitos’, para sus pequeños siempre serán unos héroes.Como lo es José Cueva para su hijo Kevin. Este niño espera que su padre tenga días libres para que lo visite en Quito. El hombre trabaja en Latacunga. “Es policía y es de los fregados”, dice Kevin, en una historieta que dibujó a propósito del Día del Padre.
Aunque en ocasiones Cueva está “enojado” cuando trabaja en medio del tránsito, su hijo siempre recuerda el consejo que le da al despedirse: “Pórtate bien”.
Para muchos pequeños, la figura del padre representa un ejemplo. Génesis Espinoza, de quinto de básica de la Escuela Quintiliano Sánchez, dice sentir una gran admiración por el suyo. “Él trabaja mucho, es único, nadie lo supera, es propio”, dice al referirse a Javier Espinoza, quien trabaja como chofer en una floricultora.Ella valora que su padre no la reprende cuando saca malas calificaciones. “Mi papi me dice: ‘yo sé que vas a mejorar, tú puedes”. Por eso, la pequeña Génesis le desea un feliz Día del Padre y le pide que nunca cambie, que siga siendo así de alegre y dormilón.
Mientras que Daniela Núñez, de 11 años, siente orgullo por su papa, que “es muy trabajador”. Ella sabe que si se enoja, no es por mala gente, sino porque así es su personalidad. “Es cariñoso e inteligente y como todo ser humano cambia de carácter a veces”.
Lo mismo que Adriana Santillán, quien comprende que si su padre está ‘bravo’ es porque tiene algunos problemas.
Los padres deportistas también inspiran a los pequeños. René Echeverría, de la Escuela Marqués de Lafayette, resalta que su papi Renato es un pesista reconocido. “No es bravo, más bien es alegre y juguetón”.Asimismo, Miguel Basantes destaca que a su papito Alcides le gusta pitar en los partidos de fútbol. Otro buen deportista es el papá de Sebastián Espinosa, quien además “trabaja en una empresa que hace tubos de escape”, dice el pequeño.
Los buenos momentos con los padres nunca se olvidan. Diego Quishpe (10 años) cuenta que el suyo es buen cocinero y recuerda una anécdota: “Un día fuimos con toda la familia a una parrillada. Él fue el chef que cocinó para todos. Todo estaba delicioso”.Oliver Cifuentes (6) disfruta de la piscina en compañía de su papá Oliverio. “Él es taxista”, dice. Los niños admiran que sus padres sean trabajadores y cariñosos. No importa si viven lejos, como el de Luis (nombre cambiado). “Él trabaja de 06:00 a 18:00 en Israel. Es un excelente hombre”.