Destituyen a directora de restauración del museo por caso Tutankamón

​El arqueólogo Howard Carter descubrió la máscara en 1922. Foto: Archivo EFE

​El arqueólogo Howard Carter descubrió la máscara en 1922. Foto: Archivo EFE

​El arqueólogo Howard Carter descubrió la máscara en 1922 en Valle de los Reyes. Foto: Archivo EFE

La chapucera restauración de la barba de la máscara de Tutankamón, icono del Museo Egipcio de El Cairo, ya se ha cobrado su primera víctima, la de la máxima responsable de los trabajos de restauración del emblemático museo, Ilham Abdelrahmán, que ha sido trasladada al Museo de Carruajes Reales.

El ministro de Antigüedades, Mamduh al Damati, dio a conocer hoy (27 de enero) esta decisión, que se produce tres días después de que las autoridades reconocieran la "restauración defectuosa" de la joya de la corona del mayor museo de arte faraónico del mundo.

Según expresó este martes el director del departamento de Museos, Ahmad Sharaf, a la agencia oficial de noticias del país, todas la personas relacionadas con lo ocurrido están siendo investigadas para tomar las decisiones oportunas.

Tras la fulminante destitución de la directora de restauración, su puesto será ocupado de forma interina por el principal especialista en trabajos de restauración del Museo Copto, Said Abdelhamid, mientras continúa el vendaval desatado por el criticado trabajo.

El desaguisado, que se conoció por una filtración de unos trabajadores de la institución descontentos con el resultado de la intervención, ha hecho zozobrar el barco insignia de los museos egipcios, sobre el que han arreciado nuevas olas de crítica.

La última ha sido la de un responsable que ha llegado a asegurar que la máscara de Tutankamón que se expone en el museo es una mera imitación del original, que habría sido robada durante los disturbios que siguieron a la revolución del 25 de enero de 2011.

Sharaf se precipitó a negar estas denuncias e hizo hincapié en que solo hay una máscara y en que es la original. Asimismo, indicó que se tomarán medidas contra el autor de estas polémicas declaraciones, a quien el responsable de museos acusó de intentar perjudicar "la imagen del país" y el flujo de turistas, para quienes la visita al tesoro de Tutankamón es parada obligatoria en todo viaje al país de los faraones.

Ante la polémica suscitada tras conocerse el desmán arqueológico, el ministro intentó el sábado (24 de enero) quitarle hierro al asunto en una rueda de prensa multitudinaria. Además de sostener que la cuestión había sido exagerada por los medios de comunicación, el ministro de Antigüedades subrayó que la restauración "puede ser reversible".

La perilla del joven faraón, que gobernó en el siglo XIV antes de Cristo, se desprendió de la máscara funeraria el pasado agosto tras un accidente ocurrido durante unas obras realizadas para cambiar la iluminación del museo, según reconocieron las autoridades que, no obstante, no dieron más detalles sobre el incidente.

Desde entonces, no se habían tenido noticias sobre la pieza arqueológica hasta que se produjeron las denuncias anónimas sobre la utilización de resina 'epoxy' para adherir de nuevo la barba al rostro.

Denuncias que fueron acompañadas de unas imágenes que mostraban, incluso a los ojos de los no especialistas, que el trabajo de restauración había sido todo un fracaso y que la resina era observable a simple vista.

Así lo reconoció el pasado fin de semana el restaurador alemán Christian Eckmann, que colabora con las autoridades egipcias. "Es la ejecución lo que no se hizo de la mejor manera y es obvio si se ve la máscara. Así que yo sugeriría hacerlo de nuevo", dijo Eckmann, que compareció en una sala aledaña al museo junto al ministro Al Damati.

Para el experto, que junto a Al Damati hizo hincapié en que la "máscara no corre peligro", la pieza "podría haberse restaurado mejor de lo que se hizo". Ambos defendieron también la utilización de la resina 'epoxy' y justificaron su uso alegando que es habitual en ciertos casos, pese a que exista un debate al respecto.

Los técnicos "usaron un material conocido como irreversible, pero en realidad no lo es en el sentido original de la palabra. Es difícil de revertir. Es una operación importante, pero puede hacerse", dijo Eckmann sobre esta cuestión.

Tutankamón ocupó el trono de Egipto entre 1.332 a. C. y 1.323 a. C., desde los 9 ó 10 años hasta su fallecimiento cuando tan solo contaba con 19. El niño rey, según un estudio de 2014, tenía una morfología peculiar, con el labio superior prominente, caderas casi femeninas y un pie cavo, que posiblemente le obligaba a caminar ayudado de un bastón, espera ahora la operación estética.

La barba llevaba en realidad adherida a la figura de Tutankamón desde 1944, 22 años después de que la tumba de este joven faraón de importancia menor en la historia egipcia, pero rodeado de fascinación, fuera hallada en el Valle de los Reyes (Luxor) por el británico Howard Carter.

Ahora, un comité de expertos se ocupará de los nuevos trabajos de conservación para intentar devolver a la máscara su aspecto original. 

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