Los turnos y las citas angustian a los afiliados

Los afiliados son atendidos hasta tres meses después de solicitar una cita médica. Foto: Andrés Jaramillo/ EL COMERCIO.

Los afiliados son atendidos hasta tres meses después de solicitar una cita médica. Foto: Andrés Jaramillo/ EL COMERCIO.

Los afiliados son atendidos hasta tres meses después de solicitar una cita médica. Foto: Andrés Jaramillo/ EL COMERCIO.

Los afiliados hicieron fila más de 30 minutos para ser atendidos en la ventanilla de Estadísticas del dispensario médico de El Batán. De pronto, un funcionario del IESS les dijo que ya no podía tramitar sus pedidos.

En esa área solo atienen hasta las 08:00, y aunque aún faltaban cinco minutos, los 20 pacientes de la fila fueron enviados a Laboratorio.

Ya habían estado en esa área antes. Ahí les dijeron que fueran a Estadísticas en un principio, para pedir las órdenes de exámenes. Pero no les quedó alternativa cuando vieron que más gente se aglomeraba en Laboratorio y se quedaban rezagados. “Muevan la mano, nosotros tenemos que trabajar”, gritó un adulto mayor, mientras trataba de acomodarse al final de la nueva fila.

La repuesta llegó casi de inmediato: “Todos estamos trabajando”, gritó un funcionario del IESS. Esto que dio la pauta para que otros pacientes también levantaran la voz. “Sean ordenados, para eso les dieron turnos”. “Con los turnos igual nos dicen que vengamos a la ventanilla a sacar otro” .

Verónica Jiménez había llegado a las 06:40 de ese 19 de noviembre. Acompañó a su madre a la cita médica (agendada hace tres meses) con una traumatóloga. Al final de la consulta le pidieron exámenes de laboratorio. Sus resultados debían estar listos antes de la siguiente cita que, por la alta demanda médica, no podía ser antes del 20 de febrero.

Su problema era que había aún más demanda para Laboratorio y debía hablar en Estadísticas para que prioricen su pedido. Por eso estaba en la fila.

A las 08:15, más pacientes se concentran en el área de información. Todos preguntan a la vez y rodeaban a la funcionaria encargada. Todos recibieron la misma respuesta: tome un turno y espere.

Javier Aguirre, afiliado de 45 años de edad, se sentó cerca. Padecía un dolor en la garganta que se inició hace cuatro años y quería saber la causa. Le pidieron que se hiciera radiografías, pero como la red pública estaba copada, iban a derivarlo a una clínica privada.

Cuando consultó en Estadísticas, le informaron que debía esperar hasta las 08:30. A esa hora recién los funcionarios del IESS podían conectarse al sistema de clínicas privadas.

Él viajó desde Ibarra para poder ser atendido. Asegura que en esa ciudad no logró una cita en el ‘call center’ para este año con un gastroenterólogo y por eso lo hizo en Quito.

En el dispensario de El Batán dijeron que no tienen autorización para hablar con medios de comunicación sobre la atención ni el número de citas.

Solo Hugo Villacrés, presidente del Consejo del IESS, durante un recorrido por el Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), aseguró que el sistema de citas se ha modernizado. “Agendar con un médico general tarda, exagerando, siete días”. Y el funcionario cita a la Organización Mundial de la Salud. El 80% de patologías las cura un médico general. “Lo que pasa es que nos duele el estómago y queremos ir a un gastroenterólogo. El país no tiene tantos especialistas”.

El IESS hace una repotenciación de emergencias y entrega becas a médicos para que se especialicen, entre otras acciones, para mejorar el servicio. Desde el próximo año los afiliados podrán pedir sus citas incluso desde un teléfono celular. Todo para que no sea necesario hacer largas filas en los dispensarios.

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