Una comuna tsáchila cuida restos arqueológicos

Las piezas que conserva Samuel Aguavil están descompuestas. Pero su autenticidad fue certificada.

Las piezas que conserva Samuel Aguavil están descompuestas. Pero su autenticidad fue certificada.

Las piezas que conserva Samuel Aguavil están descompuestas. Pero su autenticidad fue certificada. Foto: Bolívar Velasco / EL COMERCIO

En la comuna Tsáchila Peripa cada vez aparecen más restos arqueológicos de las culturas de la Costa del Ecuador.

Las fincas que tienen los nativos de esta etnia de Santo Domingo de los Tsáchilas pareciera que fueron utilizadas por antepasados para esconder esas piezas con figuras y tallados extraños.

El tsáchila Samuel Aguavil se convirtió en un coleccionista de esos restos que ya fueron analizados por expertos del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural. Su interés por conservarlas surgió hace cuatro años cuando en una jornada en la que labraba la tierra encontró unas piezas de barro descompuestas.

Una figura que en la arqueología se conoce como antropomorfa (forma humana) le llamó la atención. Juntó la cabeza y el torso de esa creación y pronto se dio cuenta de que se trataba de una pieza muy antigua, que para él, en ese entonces, aún no era tan importante.

Sin embargo, por sus conocimientos ancestrales sospechó que serían partes de rastros culturales milenarios, tal y como sucede en su cultura que también guarda vestigios de sus antepasados.

Aguavil se enteró de que ese patrimonio arqueológico es una huella dejada por los protagonistas de las culturas de la época precolombina de la Costa. Lo supo cuando hace dos años se lo comentó el antropólogo Oliverio Guevara, quien ha sido constante en la búsqueda de esos restos arqueológicos en Santo Domingo de los Tsáchilas.

Los investigadores del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural también certificaron esos hallazgos. En la visita que hicieron el 22 y 23 de junio de este año determinaron que se trata de vestigios de las culturas Jama-Coaque y Tolita.

Pero al encontrarlas descompuestas no pudieron tener una certeza de si hay elementos de otras culturas. Tan solo en la finca de Samuel Aguavil existen unas 500 piezas, pero ese número no corresponde a la composición real de cada una.

Se trata de partes que componen varias estructuras, dice el director del Ministerio de Cultura en Santo Domingo, Erick Morán. Además, son parte de las 400 piezas que existen en el inventario preliminar de la provincia tsáchila.

Aguavil lo sabe y por eso trata de protegerlas en su finca de 28 hectáreas. Ahí construyó un pequeño espacio con tablas y un techado de paja toquilla con caña para evitar que las piezas se descompongan con las lluvias. Esos materiales son los mismos que empleó para construir la casa en donde vive. Para este hombre tsáchila estas piezas arqueológicas son como una parte de su familia. Aunque asegura que está dispuesto a entregarlas cuando lo dispongan las autoridades encargadas del patrimonio.

De hecho, el trabajo del inventario patrimonial, que está en marcha, busca que esos vestigios sean restaurados y pasen a ser mejor cuidados.

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