300 tortugas se mudaron del parque Seminario de Guayaquil

El Cabildo Porteño y el Ministerio del Ambiente (MAE) llegaron a un acuerdo para su traslado a centros de manejo en Guayas y la Amazonía, y así frenar la sobrepoblación.

El Cabildo Porteño y el Ministerio del Ambiente (MAE) llegaron a un acuerdo para su traslado a centros de manejo en Guayas y la Amazonía, y así frenar la sobrepoblación.

El Cabildo Porteño y el Ministerio del Ambiente (MAE) llegaron a un acuerdo para su traslado a centros de manejo en Guayas y la Amazonía, y así frenar la sobrepoblación. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Fue su último chapuzón en la calurosa y ajetreada Guayaquil. A las 13:00 de este martes 23 de mayo del 2017 comenzó la mudanza para cerca de 300 tortugas que por años vivieron en las lagunas del parque Seminario, uno de los más turísticos del centro de la ciudad.

El Cabildo Porteño y el Ministerio del Ambiente (MAE) llegaron a un acuerdo para su traslado a centros de manejo en Guayas y la Amazonía, y así frenar la sobrepoblación.

Y es que las tortugas no son las únicas habitantes del parque. En los bordes de las piletas de agua verdosa caminan las sigilosas iguanas, que han dado nombre a este espacio tradicional. Y las inquietas palomas de castilla, que tiñen continuamente la estatua de Simón Bolívar, se entrometen en los estanques de cemento; hasta daban paseos paradas sobre sus caparazones.

“Van a llevarlas a un hábitat más apropiado para ellas. Son especies nativas y tienen su valor ecológico”, dijo Renso Alarcón, jefe de mantenimiento de Áreas Verdes del Municipio de Guayaquil.

El año pasado, el Cabildo pidió a Ambiente una guía de movilización para dar mantenimiento a las piscinas que servían de hábitat a las tortugas. Esa guía fue entregada y el Ministerio le recomendó acceder a la regularización para la tenencia de especies silvestres, que únicamente se puede ejercer a través de una patente de manejo. Pero el Municipio decidió que la mejor opción era la reubicación.

Las charapas (podocnemys sp) eran las más numerosas y compartían espacio con las tortugas cofre o taparrabo (rhinoclemmys sp), las mordedoras (chelydra acutirostris), las asiáticas (rhinoclemmys sp) y apenas una terrestre (geochelone sp).

Su reproducción no pudo ser controlada. Alarcón cuenta que la proliferación se debió a que muchas habían sido abandonadas en este lugar y la muestra estaba en las cifras, que crecían de un día para otro. Esta tarde, por ejemplo, el inventario ya sumaba cuatro nuevos ejemplares.

Algunas apenas miden 10 centímetros. Las más grandes alcanzaban los 40 centímetros y se confundían fácilmente con las rocas que son parte de la ornamentación de las piletas. Ahí era común verlas reposando por las tardes, con sus patas extendidas.

Mónica Andrade y su hijo Luis vieron el traslado y dicen que las extrañarán. “Siempre veníamos a verlas. A veces les traíamos comida”. Los visitantes acostumbraban comprar bolsitas con pedazos de lechuga y zanahoria para alimentar a las iguanas y, de paso, también a las tortugas.

Ante la sorpresa por este viaje inesperado para algunos -aunque ya se había planificado-, los técnicos del MAE se internaron en las piscinas para ubicarlas en gavetas plásticas. Los pacíficos quelonios no se resistieron y así fueron llevados hasta camionetas y camiones, según su destino.

El biólogo Jorge Ortega cargó varias gavetas. Él es el responsable de Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente en Guayas y explicó que antes de ser liberadas pasarán por chequeos para evaluar su salud. “Es un proceso. Hay que observarlas, si están enfermas hay que tratarlas, y luego viene el proceso de liberación”.

Las charapas, con sus características pintitas amarillas, viajarán unos 450 kilómetros rumbo al Centro de Rescate Amazónico de Napo. Las mordedoras, con su larga cola, llegaron esta tarde al Área Nacional de Recreación Parque El Lago, en la vía a la Costa. Otras serán los nuevos huéspedes en centros de manejo como San Isidro, Parque Histórico y el zoológico El Pantanal, en Guayas.

Pero no todas se mudaron. Por ser una especie introducida, la californiana (trachemys callirostris gray) no podrá ser liberada. Ahora ellas -cerca de 60 individuos- dominarán en los estanques del Seminario.

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