Seth MacFarlane vuelve con su particular estilo de comedia en la película ‘Ted 2’. Foto: Captura.
Cuando Seth MacFarlane dejó la televisión para iniciar una nueva etapa en el cine con ‘Ted’ (2012), se dejó ver como un cineasta irreverente al que le gusta probar los límites. Tres años después decidió apostar por la continuidad en ‘Ted 2’.
En su primer largometraje, el creador de ‘Padre de familia’ empezó por transgredir los imaginarios colectivos cuando le dio vida a un oso de peluche, que en vez de ternura destilaba un humor ácido, agresivo y nada político, y lo puso al frente de una producción que resultó un inesperado éxito en la taquilla.
Con el estreno de ‘Mil maneras de morder el polvo’ –con una recepción poco favorable- parecía que el director tomaba otro rumbo. Pero finalmente se dejó llevar por la ilusión de las secuelas y se puso al frente de un nuevo episodio.
En ‘Ted 2’, la boda de Ted con Tami-Lynn (Jessica Barth) y el divorcio de John (Mark Wahlberg) son parte de las discretas variaciones que introduce MacFarlane para retomar la historia del oso parlanchín que ahora toma por completo el protagonismo, para sumergirse en un escueto drama alrededor del cual empiezan a encadenarse una serie de situaciones cómicas.
No pasa mucho tiempo hasta que el matrimonio empieza a desfigurarse para dejar expuesto al Ted original que busca apoyo y consejo en su viejo amigo. Con la idea de salvar su relación, un bebé aparece como la posible respuesta. Pero en su intento por formar una familia, Ted enciende las alarmas en el sistema de justicia, que deberá resolver si el oso que habla es una persona o un simple objeto.
Aunque el tema sobre el reconocimiento de los derechos civiles abre una ventana a la reflexión, el director no toma el riesgo y deja que el eterno estado de inmadurez de los protagonistas termine imponiéndose a esa línea argumental.
Entonces Wahlberg no tiene problemas para adaptarse a un esquema que vuelve a repetirse con pocas variaciones. Una de ellas es la presencia de Amanda Seyfried como la abogada de Ted, que sin llegar a ofrecer una actuación memorable, transmite una sensación de complicidad con Wahlberg.
El sarcasmo, el humor escatológico, la sátira y la provocación de MacFarlane se filtran a través del oso con una eficacia intermitente, que tiene sus mejores momentos en un laboratorio de donación de esperma, en una convención de cómic o en un show de stand up comedy.
Sin mucho esfuerzo en su narrativa visual, la cinta no deja de alimentarse de aires nostálgicos que ponen en escena incontables referencias a la cultura popular estadounidense. Los cameos de Liam Neeson, Morgan Freeman y Tom Brady aportan cierta novedad en un filme de contrastes y pocas innovaciones.
Video: YouTube/UniversalPictures