Hay señales que permiten a los vulcanólogos advertir una posible reactivación volcánica.Pueden ser pequeños sismos, explosiones y emisiones menores de gas y ceniza, semanas o meses antes. Por ejemplo, en 1999, el Tungurahua presentó emisiones casi continuas de ceniza. En el 2006 y en el 2008, las erupciones del Tungurahua estuvieron precedidas por un gran número de explosiones.
La última reactivación, ocurrida el 28 de mayo, fue diferente: fue una erupción súbita, sin manifestaciones previas.
Aún no hay datos suficientes para determinar por qué ocurrió de forma repentina, pero los vulcanólogos intentan comprender este comportamiento.
Gorki Ruiz, vulcanólogo del Instituto Geofísico, dice que para aproximarse a lo que ocurrió hurgan en la historia geológica del Tungurahua y establecen comparaciones con otros volcanes de actividad similar.
Los resultados de esta búsqueda se complementan con los datos transmitidos por los equipos que monitorean el Tungurahua.
“Esta vez, los registros obtenidos por los instrumentos no indicaron que el volcán entraba en actividad; no registraron ningún cambio importante”.
En las constantes reuniones que vulcanólogos y sismólogos mantienen a puerta cerrada, se han planteado hipótesis para intentar explicar el origen de esta repentina reactivación.
Mario Ruiz, director del Área de Sismología del Instituto Geofísico, dice que entre diciembre y febrero de este año, el Tungurahua dio algunas señales de reactivación. En este período se formó una columna de magma que estaba en ascenso.
Esta columna, sin embargo, se quedó en suspenso y no emergió a la superficie. Permaneció en un reservorio superficial que está dentro del volcán.
Ruiz plantea que al enfriarse el magma (roca fundida que está en la parte interna del volcán sometida a grandes presiones) se pudieron cristalizar los minerales dentro de esta columna.
Este enfriamiento incidió también en la formación de zonas de gas de alta presión. “Estas, según la hipótesis, produjeron una explosión que desestabilizó la columna de magma y desencadenó la explosión del pasado viernes 28 de mayo ”.
Hay otra tesis y está asociada con la presencia de lluvias que cayeron en esta región desde marzo de este año.
Las lluvias constantes causaron una explosión de vapor que desequilibró esta columna que estaba en ascenso.
Un fenómeno parecido ocurrió entre 1992 y 1993 en el volcán Galeras, en Colombia.
Este coloso permaneció apaciguado durante ocho meses y cuando dos vulcanólogos ingresaron a su cráter, porque creyeron que estaba en calma, ocurrió una repentina explosión.
Esta súbita manifestación del volcán ocasionó la muerte de estos dos expertos.
Lo que hoy preocupa a los vulcanólogos ecuatorianos es lo que pueda ocurrir de ahora en adelante con la Mama Tungurahua.