Los satélites alertan sobre el clima

Para saber si mañana deberá llevar un paraguas en la cartera, si necesitará abrigarse o si los vuelos se cancelarán debido al mal tiempo es necesario disponer de instrumentos tecnológicos que garanticen mayor precisión en los pronósticos climáticos.

El astrofísico Ericson López, director del Observatorio Astronómico, advierte que a través de una constelación de satélites es posible tener información valiosa para la predicción meteorológica.Son los satélites Leo de baja altura. “La ventaja es que se mueven a velocidades altas. De tal manera que pueden dar varias vueltas alrededor de la Tierra en cuestión de minutos, lo que permite tener mucha información sobre distintos parámetros meteorológicos”.

Se trata de instrumentos meteorológicos dedicados a observar la atmósfera. A través de ellos, los científicos buscan comprender, por ejemplo, el comportamiento de las masas nubosas o el movimiento del aire frío o caliente.

Muchos de estos instrumentos están ubicados en órbitas no geoestacionarias, como los que recorren los polos de la Tierra.

Otros cubren todo un hemisferio y permiten a los investigadores seguir el comportamiento de los huracanes, la distribución del vapor de agua, los frentes fríos, entre otro tipo de información.

Hoy en día, el organismo que coordina la recopilación de esta información es la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una entidad que forma parte de las Naciones Unidas.

Un informe de este organismo revela que la información satelital se complementa con las estaciones terrenas, localizadas en varias regiones del mundo.

A estas herramientas se suman las aeronaves, barcos y boyas que emiten datos, en tiempo real, sobre el clima del planeta.

Uno de los mayores problemas para pronosticar el tiempo es el enorme volumen de información que deben procesar los sistemas de cómputo de las entidades dedicadas a monitorear el clima.

Varios centros de investigación invierten esfuerzos para mejorar los modelos matemáticos que permiten procesar mejor la información. Otra herramienta meteorológica de utilidad es la plataforma Gifs, diseñada para predecir sequías, inundaciones y huracanes, una tarea compleja hace poco tiempo.

El ecuatoriano Luis Cáceres, consultor privado de cambio climático, indica que además de los satélites, las herramientas de radiosondeo son de gran ayuda.

Es un sistema que está en funcionamiento en varios países de la región, entre ellos Colombia, Perú, Brasil y Venezuela.

Ecuador es de los pocos países que no cuenta con este aparato que sirve para medir algunos parámetros: velocidad del viento, temperatura, contenido de humedad. Cáceres precisa que los instrumentos de radiosondeo pueden estar localizados a diferentes alturas: entre 5 a 10 kilómetros. En el caso de Ecuador, apunta, se necesitaría herramientas de este tipo en la Costa, Sierra y Amazonía.

“Es una tecnología costosa. Su precio estimado es de USD 1 millón, pero es una tecnología necesaria para el monitoreo del clima”. Estos instrumentos deben instalarse en lugares abiertos para que la recepción de la información sea clara.

La información recibida por estos instrumentos es transmitida a una computadora en tiempo real, es decir, en ese instante.

Cáceres explica que el pronóstico meteorológico es complejo en el país en relación a otros países ubicados en altitudes medias.

Al estar en latitud baja, Ecuador tiene eventos de corta duración. Esto significa que hay sol y de repente cae la lluvia. “Son eventos que aparecen y desaparecen en poco tiempo”.

En naciones como Estados Unidos, es posible seguir el proceso, porque este no desaparece de un momento a otro. “Obviamente también tienen la capacidad tecnológica para hacerlo”. Toda iniciativa científica es válida para mejorar el estudio climático. Hace dos años, el Instituto Max Plank de Meteorología de Hamburgo, Alemania, anunció el desarrollo de un sistema que permitirá elaborar modelos computarizados avanzados de los cambios que se producirán en el clima del durante el próximo milenio.

Para ello utilizarán la potencia de las supercomputadoras que tienen a su disposición.

Según la revista electrónica Neoteo, en este Instituto se toma en consideración la influencia humana en el contenido de carbono para así pronosticar cómo será el clima en el futuro. Emplean datos que incluyen las superficies de terreno cultivadas o los aportes de fenómenos naturales como la actividad volcánica. Mediante simulaciones informáticas determinan a grandes rasgos como será el clima del planeta en las próximas décadas.

El Sol tiene  un comportamiento atípico

El astrofísico Ericson López, director del Observatorio Astronómico, en Quito, explica que hay factores que influyen de forma radical en   el clima del planeta.

Estos no tienen que ver con la influencia humana, sino más bien con fenómenos físicos.

Entre ellos, destaca la actividad solar. “En el siglo XV, el astro rey emitía muy poca radiación. Estaba en una época anormal”.

Este fenómeno dio lugar a una mini era glaciar, conocida como Mínimo de Maunder.

El especialista precisa que desde hace  cinco años, los científicos han constatado  que el Sol se está comportando de manera anormal. López asistió, hace dos semanas, a un congreso internacional, en Perú, donde se analizó esta situación. Advierte que  todavía  la ciencia  no puede determinar por qué se produce esta anomalía.     

El científico ecuatoriano abre una página web donde se despliegan imágenes de la superficie solar. “Mire, en agosto había pocas manchas solares”. Estas manchas son un indicador de la actividad solar. Mientras menos manchas, menor actividad.

En los meses iniciales del año, se esperaba la presencia de  gran cantidad de manchas.

Sin embargo, hubo varios  meses, donde estas simplemente no aparecen. Los científicos creen que es necesario incluir a las herramientas que monitorean al astro rey en la lista de equipos clave para estudiar el clima terrestre.     

“Son instrumentos indirectos que son de gran utilidad para mejorar los modelos climatológicos”. Para los físicos, los estudios del Sol son fundamentales.  

Los científicos alrededor del mundo  consideraron que el Sol  probablemente alcanzaría su punto de actividad más baja en marzo del 2008 antes de ascender hacia un nuevo ciclo que alcanzaría su máximo a finales del 2011 o mediados de 2012. Aún no saben si esto ocurrirá.

 

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