En las medias, en las muñequeras, las orejas e incluso en el pecho la tecnología “para vestir” está de moda, y el Salón de la Electrónica de Consumo (CES), que se desarrolla esta semana en Las Vegas (EE.UU.), es una vitrina.
Estos productos prometen mejorar los entrenamientos de los aficionados al deporte pues ofrecen monitorear su actividad física.
Aunque ya hay este tipo de equipos en el Ecuador, la tecnología intenta vigilar más de cerca a los hábitos del usuario. En las perchas de los almacenes de Quito hay relojes para los deportistas y exploradores.
El mercado ofrece objetos que incorporan sistemas de localización (GPS) que pueden desplegar mapas y marcar la ruta del usuario.
También están los que monitorean la frecuencia cardíaca de un atleta, los que calculan el estado del tiempo en los nadadores, los que contabilizan las vueltas que un atleta hace.
En cambio en lo que se refiere a ropa, en los desarrollos tecnológicos de este año, a escala global, se pondrá atención especial a los sensores textiles que serán integrados a las prendas para mayor comodidad, y al uso combinado de un transmisor en las medias y un monitor a nivel del pecho.
Otro adelanto que incluye a diseñadores de modas es la confección de un vestido que tiene un tejido fabricado con fibra óptica y sensores en las mangas. La luz viaja a través de la tela y se intercambia el color con tan solo tocar una manga. Esa fue la demostración que hizo Amy Rainbow Winters, diseñadora de modas, ayer mientras indicaba las ventajas de su creación en la feria de Las Vegas. “Si uno quiere que sea morado, el vestido será morado”, dijo Winters. ” Si luego uno siente que lo quiere rojo, lo tendrá rojo. Simplemente hay que mirar la manga y decidir qué color se desea“, apuntó.
Hay otra gama de vestidos que cambian de color si se le activa el sensor de movimiento. Es decir, si el usuario salta, tendrá un nuevo color de ropa.
Hasta el momento el público no tiene acceso a estas prendas ya que han sido utilizadas solo en videos musicales o en diferentes publicidades.
En cambio, otros productos son solo prototipos y depende de la aceptación del mercado para su fabricación en serie.
José Rivera, catedrático de la Universidad San Francisco de Quito, explica que al ser la tecnología parte de la vida humana se busca integrarla al cuerpo a través de estos desarrollos.
Además -añade- esta personalización hace pensar que en un futuro no muy lejano la gente se probará las prendas frente a un simulador sin necesidad de cambiarse de ropa.
La conectividad alcanza a accesorios, como cadenas y pulseras, que permitan controlar la salud de quien los lleva.
Otros avances que se integran a esta gama de productos son los zapatos, monturas de gafas o juguetes impresos en casa a través de las máquinas de tercera dimensión (3D).