El Ecuador aún no reúne las condiciones para garantizar el regreso de científicos

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Dejó el país hace ocho años para empezar su doctorado en la Universidad de Washington, en Seattle, Estados Unidos. Federico Brown Almeida viajó auspiciado por la Comisión Fulbright, de Quito y la Universidad Católica. Luego intentó regresar al país.“La Comisión Fulbright me pidió que volviera. Entonces hice un viaje por las principales universidades del país en Quito, Guayaquil, Cuenca y Loja. Ninguna me pudo ofrecer empleo”.

Decepcionado, buscó otras fuentes laborales. Desde enero de este año, comenzó a trabajar de profesor asistente en la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia. Este investigador tiene un doctorado en Evolución y Biología del Desarrollo, con una especialización en invertebrados marinos. Luego siguió un posdoctorado en Genética del comportamiento en gusanos.

En una entrevista con este Diario, Brown se refirió al programa ‘Prometeo viejos sabios’, que impulsa el Régimen.El propósito es atraer a científicos ecuatorianos y extranjeros para que trabajen en proyectos de investigación científica en el país. El plan prevé un financiamiento de USD 1,7 millones, con los cuales se espera incentivar el retorno de 30 científicos ecuatorianos para que vengan, con sus familias, a enseñar a centros y universidades, y de 18 extranjeros, en una segunda etapa.

La fuga de cerebros es un fenómeno que no solo afecta al Ecuador. En junio pasado, mil rectores de universidades públicas y privadas de Iberoamérica, reunidos en Guadalajara, hicieron un llamado a los gobiernos de sus países para que se incremente de forma progresiva el presupuesto para investigación, ciencia y tecnología. Eso, con el fin de crear un observatorio de inserción laboral, campus virtuales e intercambio de jóvenes para frenar la fuga de cerebros.

Precisamente, ese capital humano es muy bien aprovechado en las naciones del Primer Mundo. En EE.UU., por ejemplo, el 23% de todos los doctores en ciencias proviene de otros países, y el 50% de los profesionales que viajan a EE.UU. y Europa no regresa a su patria, según un informe elaborado por Carlos Loge, ex vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba, con base en datos de la Unesco. En este contexto 1,2 millones de profesionales latinoamericanos trabajan como emigrantes en EE.UU., Canadá e Inglaterra.

Aunque Brown considera que la propuesta del Gobierno es viable, cree que se necesita invertir primero en infraestructura básica para la ciencia.

También dejó el país el físico Ricardo Ascázubi. Cuando estudiaba en Ecuador, existían muchas dificultades para investigar. Recuerda que una de las más significativas era las trabas en las aduanas para introducir insumos para la investigación.“Creo que esos productos no deberían ser gravados ni sufrir demoras”.

Ascázubi está satisfecho con su trabajo actual. Aporta con sus conocimientos en física en la e industria de semiconductores en EE.UU. Existen pocos países que los fabrican. Entre ellos Alemania, Francia, Japón, Israel...

Aunque considera poco probable que Ecuador pueda contar en el futuro con una industria de semiconductores, no descarta volver para contribuir en el ámbito académico.

Francisco Cadena, investigador de la Politécnica Nacional, recalca la importancia del plan, pero advierte la necesidad de fortalecer su articulación con el plan nacional de desarrollo de la Senplades, con metas a mediano y largo plazos, y un financiamiento estable.

Otra compatriota que está en el exterior es la física Paola Ayala. Ella trabaja en Austria. Investiga estructuras moleculares de carbono para aplicaciones, tanto en la industria de semiconductores, como en biología a escala nano. Trabaja con partículas del tamaño de una millonésima parte de un milímetro. En ese centro de investigación producen estos materiales y analizan sus propiedades mecánicas y electrónicas.Hizo sus estudios de PhD en un programa combinado en Brasil y Alemania. Su área es Física de Semiconductores y Ciencia de Materiales. No ha intentado regresar al país, pero no descarta la posibilidad. “Para hacer investigación de verdad, se necesita un equipo de gente que camine en la misma dirección y eso no se encuentra aún en Ecuador, pese a que hay algunos científicos muy buenos que regresaron”.

Un ecuatoriano que estudió en Utah, Estados Unidos , y sí regresó es Gustavo Muñoz. Obtuvo una beca de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt) para realizar un postrado en Ingeniería Metalúrgica.

Hoy es profesor del Departamento de Ingeniería Química y Coordinador del Centro de Investigación Aplicada en Metalurgia Extractiva de la Universidad San Francisco de Quito.

Aunque varias empresas estadounidenses se interesaron en contratarlo, vio más oportunidades de desarrollo profesional y personal en la San Francisco.

No obstante, recalca que cuando se investiga por varios años en un país desarrollado, es fácil acostumbrarse a la disponibilidad de equipos y el acceso a la información especializada. En Ecuador no todas estas condiciones se cumplen. “Para que este programa tenga éxito, un destacado investigador foráneo va a esperar que los incentivos no se limiten solo a un buen sueldo”. Necesitará, por ejemplo, un buen laboratorio equipado con los instrumentos necesarios.

Pero Manuel Baldeón, secretario de Ciencia y Tecnología, es optimista. Argumenta que muchos tendrán interés por regresar para investigar en áreas como la Biología, porque Ecuador, al ser un país megadiverso, reúne las condiciones para estudios de diversa índole. “Hacer investigación en áreas de biodiversidad nos da ventaja frente al mundo”.

Otro científico que volverá al país a fines de año es Édgar Carrera. Dejó Ecuador el 2004 para seguir un posgrado en EE.UU. Defendió su tesis de doctorado en Física de partículas trabajando para el experimento D0 en el Fermilab, en Chicago, con la Universidad de la Florida.

“La verdad es que, por la delicada salud de mis familiares cercanos, tengo planeado regresar al Ecuador a fines de año a quedarme. Es obviamente muy difícil, porque lo más probable es que me vaya a encontrar sin trabajo. El problema es que solo hay unos pocos laboratorios en el mundo donde se puede realizar física de partículas experimental. El dinero es un limitante”.

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