Los usuarios no tenemos el control sobre nuestra correspondencia electrónica. No sabemos cuál es el destino de los correos que borramos a diario. Los mensajes que recibimos y transmitimos, a través de nuestras cuentas de correo, no desaparecen, aunque ya no estén en la carpeta ‘Elementos eliminados’. En Internet nada desaparece por completo; siempre hay registros. Y a ellos quería recurrir el Departamento de Justicia de Estados Unidos cuando pretendía que Yahoo! le permitiera el acceso a ciertos correos, sin que las autoridades administrativas tuvieran que pedir un permiso judicial. Antes de que esta información se difunda, desconocía que plataformas como Yahoo! conserven los ‘mails’, luego de ser borrados. Si bien Google y algunos grupos defensores de la privacidad lograron que el Departamento de Justicia desista, hay un motivo más para creer que la privacidad en Internet es una utopía. Hace un par de años, Google, Yahoo! y otras plataformas fueron obligadas a reducir el tiempo de almacenamiento del historial de navegación de los usuarios. Al abrir una cuenta de correo electrónico, los cibernautas asumen un nivel de seguridad razonable. En la confianza que depositamos en estos sitios web se basa su éxito.