Un dirigible se prueba en Ambato

Redacción Tecnología

Aunque no fue el primer vuelo del dirigible construido por la FAE,  el entusiasmo seguía intacto.

El sargento Giovanny Amores se ubicó detrás de la aeronave no tripulada y empezó a correr sobre   la pista para que tomara impulso y se elevara.  Lo consiguió.  

Él y sus compañeros  permanecieron en tierra, mientras el  aparato alimentado con helio, un gas más ligero que el aire, ascendía.    

La prueba, que se realizó en el aeropuerto de Ambato, el miércoles pasado, estuvo libre de  contratiempos,  pese a que el día estaba nublado y chispeaba.
¿Y ahora cómo lo bajan? Preguntó uno de los presentes.

La respuesta estaba a un costado de la pista, donde un técnico  sujetaba un dispositivo, similar a un control remoto, que permite maniobrar la nave.

Mediante   los diferentes vuelos, los técnicos pueden ensayar estabilidad, principios de vuelo aerostático, control y guiado y manejo de materiales.

La FAE  estima que a mediados de este año se  probará   un prototipo más grande que  antecederá  a la nave definitiva, cuyo diseño  estará listo a finales de este año.

Es un desarrollo que  permitirá contar con servicios similares a los ofrecidos por un satélite.

En este proyecto  científico, denominado Plataforma de Gran Altitud (PGA),   también participan la Politécnica Nacional, el Inamhi, y la Universidad  Politécnica Salesiana. 

Estas entidades  son responsables, entre otras tareas, del diseño del modelo  matemático que estudia la variación de la temperatura, humedad, la presión, la dirección y la velocidad del viento con la  altitud.  
 
El coronel Édgar Jaramillo, director del proyecto PGA, precisa que el dirigible, hecho en Ecuador, llevará los equipos que para   transmitir señales de   Internet, radio,  televisión y probablemente telefonía celular  a  zonas rurales. 

Pero también podrá obtener fotografías de montañas, nevados, zonas  deforestadas,  porque en la nave se instalaron sensores que permitirán  llevar imágenes en tiempo real   de la Tierra.

Los especialistas de la FAE optaron por este tipo de aeronave no tripulada, porque es menos costoso que mantener a un avión o un helicóptero volando sobre una determinada zona.
 Además, al no utilizar   combustible, solo  helio, no  contamina y no requiere de un piloto.

Se trata de una nave eléctrica, operada desde tierra.

Patricio  Vinueza, teniente coronel y oficial investigador del área aeronáutica del proyecto,  señala   que cuando finalicen el diseño del prototipo definitivo de la aeronave, esta    podría   ser  controlada de dos maneras.

Con   un radiocontrol,  que es operado  en tierra  o  por medio de   sistema   autónomo, es decir, la aeronave mantiene una computadora de vuelo y se   la  programa  para cumplir una misión de vuelo   ya  planificada.   

Otro aspecto analizado es el  volumen de helio que lleva el aparato. Este dependerá del peso que se quiera levantar. 

A partir de  varios estudios  se estableció que  a nivel del mar 1 metro cúbico de helio puede   levantar 1 kilogramo de peso.

La Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología  invirtió USD 3 millones en el  proyecto y la FAE aporta con  su infraestructura y  los especialistas.

El próximo vuelo será 7 de febrero y el nuevo prototipo, que permanece  en el  hangar, sorprenderá  a los ambateños.         

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