Ignasi Vidal, dramaturgo, director, actor de teatro, cine y televisión. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Ignasi Vidal vuelve a dirigir en la Casa Cino Fabiani, en la tercera obra suya que produce la casona del barrio patrimonial Las Peñas, en Guayaquil y la segunda que dirige en el lugar.
‘Coexistence’, entre el drama y la comedia, llega precedida por el éxito de ‘Dignidad’ en junio pasado, drama escrito con anterioridad pero con vasos comunicantes a la trama de corrupción política de la firma brasileña Odebrecht. ‘Coexistence’ estará en cartelera hasta el 3 de diciembre.
¿Cómo nació la idea de ‘Coexistence’?
Por una anécdota que me contó un amigo, sobre un fin de semana que compartió con otros amigos. El planteamiento está basado en eso, pero después es una creación mía. Son tres parejas que deciden pasar un fin de semana en la playa, pero la última noche una de las integrantes desaparece, y esto genera un nerviosismo que hace que florezcan diferencias escondidas hasta entonces, que no solo ponen en peligro la relación entre amigos, sino también entre las propias parejas.
¿Cómo llenar de resonancias un tema como el de la convivencia?
El teatro siempre habla del universo interior del ser humano y eso es lo que trato de explotar en mis obras, parto de mi propia experiencia, muchos de mis personajes tienen pensamientos o ideas que son mías, de alguna forma eso me ayuda a revisar mis propias creencias, mis propias ideas y mi compartimiento en la vida (sonríe).
¿Qué papel juega en su dramaturgia la noción de secreto y de trampa?
En todas mis obras los personajes guardan secretos inconfesables. Y todas tienen un momento trampantojo, una idea o un objetivo escondido que aparece de forma repentina y cambia el rumbo de la historia. Traigo una chistera de mago: lo que parece que es, no es; y lo que es, puede cambiar.
¿Los ejercicios de honestidad de los personajes, son otra constante?
Sí. Escribo sobre personajes que se encuentran en un momento determinante en sus vidas, un momento de cambio, muchos se comportan de forma honesta y otros no tienen más remedio que hacerlo, tarde o temprano todos tenemos que reconocer nuestros errores. Tarde o temprano la verdad emerge y de eso me gusta hablar en mis obras.
¿Cómo inició su relación con Guayaquil?
El año pasado, por el estreno de ‘El Plan’. Era la primera vez que se representaba una obra mía fuera de España, y me hacía ilusión ver el montaje, obtuve una ayuda para acudir al estreno y debido al éxito de la función el productor, Arnaldo Gálvez, decidió producir otra obra mía, que había tenido bastante éxito en España y que se estaba empezando a vender al extranjero, ‘Dignidad’. Me propuso venir a dirigirla y todo salió a pedir de boca, la llevamos incluso a Quito. Ahora decidimos dar un tercer paso, el estreno mundial de una obra mía: a diferencia de las otras, ‘Coexistence’ nunca se representó antes.
¿Le preocupaba que le irrespetaran el texto en ese primer montaje?
Soy de una doctrina contraria a la improvisación, lo que a mí me ha llevado tiempo escribir, pretendo que se mantenga como ha sido concebido, porque si no el valor se pervierte. No me gusta nada los actores que se toman libertades, soy un auténtico dictador con esas cosas. No existe la democracia en el teatro.
¿Qué tanto se adaptan las obras a lo local?
Mi obras suelen ser bastante localistas, siempre necesitan una pequeña adaptación al lugar al que se hacen. Me pareció una idea interesante estrenar ‘Coexistence’ fuera de España, un texto concebido allí y empezamos un período de adaptación del contexto, porque se desarrolla originalmente en el sur de Francia, entre viñedos y era un reto colocarla aquí en la zona de Playas, dirigirla por primera vez sin la experiencia de haber montado la obra antes en mi país.
¿Cómo ha visto la escena teatral de la ciudad?
La gente es muy apasionada, trabaja en un contexto bastante complicado, me sorprende que con el evidente auge de un movimiento cultural escénico, tenga tan poco respaldo de las instituciones. La mejor forma que tiene la democracia para defenderse de problemas como la violencia es la educación, y es vital un teatro que ayude a pensar y que vaya un paso delante de la sociedad. No es casual que las sociedades con un tejido cultural más desarrollado, sean también donde se viva con mayor seguridad.
Su vida
Nació en Barcelona en 1973. Es dramaturgo, director, actor de teatro, cine y televisión. ‘Dignidad’, su obra de teatro más reconocida, se ha vendido a países como Argentina, Chile, Perú, Francia e italia. Vidal empezó su carrera artística como cantante en la escena del rock.