Una carta de amor y frustración sobre la vida al interior del teatro

Marlon Pantaleón (iz) y Luis Mueckay protagonizan una obra del dramaturgo David Mamet. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Marlon Pantaleón (iz) y Luis Mueckay protagonizan una obra del dramaturgo David Mamet. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Marlon Pantaleón (iz) y Luis Mueckay protagonizan una obra del dramaturgo David Mamet. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Hice un fetiche de mis imperfecciones. Se puede aprender tanto manteniendo la boca cerrada. Son dos de los parlamentos de Luis Mueckay en la obra ‘Una vida en el teatro’, que protagoniza junto a Marlon Pantaleón, en la primera obra de largo formato del Estudio Paulsen, centro de formación actoral y de presentaciones en una casa patrimonial de Las Peñas, en Guayaquil.

La pieza del dramaturgo y director estadounidense David Mamet, ganador del Premio Pulitzer de Teatro, cuenta la relación tras bambalinas entre dos actores que comparten frustraciones, sueños y emociones.

El actor consagrado y mayor es interpretado por Mueckay, y Pantaleón encarna a un joven actor lleno de aspiraciones. Entre obra y obra consolidan una relación de mentor y discípulo, entre la tirantez y la emotividad, en una pieza que la producción exalta como “una carta de amor y frustración a la vida del actor y a los escenarios”.

Las adulaciones y críticas mutuas, los celos, los aciertos y errores en escena hacen parte de una pieza sobre las luces y sombras de la vida actoral, en donde los diálogos tras bambalinas se entrecruzan con escenas sueltas de otras piezas, pequeñas obras dentro de la obra.

‘Una vida en el teatro’, dirigida por Carlos A. Ycaza, permanecerá en cartelera hasta el próximo 4 de marzo del 2018, con funciones de jueves a domingo.

El estudio Paulsen abrió sus puertas en octubre y acogió el año pasado (2017) una temporada de microteatro.

La casa patrimonial fue intervenida y ofrecida en comodato por el Municipio de Guayaquil a la Fundación Albert Paulsen. Tras la inauguración del espacio teatral, el estudio recibirá propuestas para presentar obras en un auditorio para 70 personas.

Mueckay y Pantaleón, Robert y John en la obra, se visten y desvisten en escena tras dos paneles translúcidos que proyectan sus sombras al público.

Cuatro personajes vestidos de negro y antifaz actúan como ‘extras’ que los ayudan a vestir o que por momentos sostienen elementos de la escenografía, se apilan en el suelo como muertos para una escena entre trincheras de la Segunda Guerra Mundial o para un acalorado discurso revolucionario.

Robert y John leen un parlamento sin sentido en un ensayo y luego lo dotan de matices y verosimilitud en un fragmento de esa otra pequeña obra dentro de la obra, en escenas entre cortes de luz.

Mueckay encarna a su personaje con una entonación y una mueca de presunción, por momentos de afección y de rabia. La actuación de Pantaleón alude más al naturalismo.

Las discusiones entre lo “mecánico y lo orgánico” de las actuaciones hacen parte también de la obra. Se trata de un homenaje a la vida de los actores, pero es una forma de interpelar también a la vida sin etiquetas y de rendir tributo a las relaciones humanas, indicó Pantaleón, director del Estudio, profesor de formación actoral en la técnica Meisner.

“El trabajo de los actores es escucharse, estar en el presente, estar ahí con tu compañero, en un tira y hala, y el poder ayudarnos los dos en el escenario”, dijo Pantaleón.

En ese tira y hala se valoran las pausas y el silencio en los diálogos. “El sonido, las emociones, la dramaturgia, la textualidad de una obra no pueden existir si no existe la pausa, es el momento en donde provocas la reflexión, el análisis de lo que dijiste o vas a decir”, dice Mueckay.

Es también el momento que los espectadores tienen para leer la expresión y las emociones que se exponen ampliamente en escena.

Funciones
Hasta el 4 de marzo; jueves, viernes y sábado, a las 21:00; y el domingo, a las 20:00. Entradas: USD 20.

Lugar
El Estudio Paulsen está ubicado en la casa patrimonial Pintado, en
el barrio Las Peñas, en el centro de Guayaquil.

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