Las técnicas de los taitas salasakas no pierden vigencia

Esta edificación combina la piedra, el ladrillo, la madera y otros materiales tradicionales. La arquitectura mantiene la tipología nativa. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO

Esta edificación combina la piedra, el ladrillo, la madera y otros materiales tradicionales. La arquitectura mantiene la tipología nativa. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO

Esta edificación combina la piedra, el ladrillo, la madera y otros materiales tradicionales. La arquitectura mantiene la tipología nativa.
Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO

Las técnicas ancestrales de la construcción se aplican aún en la comunidad indígena Salasaka. La cabuya, el carrizo, el chahuarquero, el sigse, el eucalipto y la piedra son los materiales que se combinan.

Este conocimiento se aplica en el diseño de la Hostería Inka Huasi de la comunidad Huasalata, localizada a 5 minutos del centro parroquial. Uno de los constructores es José Chiliquinga, quien realizó un estudio previo de las antiguas edificaciones que aún son habitadas por la gente de este pueblo localizado en la vía Ambato-Baños. Estas técnicas las aplicó con ayuda de los taitas y mamas de esta comuna localizada al oriente de Ambato, en Tungurahua.

La construcción de dos plantas tiene paredes de ladrillo recubierto con carrizo tejido con amarres de cabuya. Técnica similar se aplica en el tumbado que está anclado a la madera del chahuarquero que se obtiene de la cabuya madura. También hay capulí y eucalipto.“Es una madera que resiste al estado del tiempo”.

Esta edificación combina las ventanas pequeñas con unas más grandes. El objetivo es dar luminosidad en el interior y a las 12 recámaras que posee. En el techo empleó las hojas de sigse, que son sujetadas y amarradas con cabuya a la madera. Esa técnica mantenía la calidez del ambiente interno de la casa cuando había frío o el fresco en las horas de sol.

En la hostería se mantienen los estrechos corredores reforzados con pilastras de madera, característicos en estas edificaciones tradicionales.

Según Chiliquinga, la madera de eucalipto puede resistir 100 años. Una clave es que el árbol debe cortarse en luna llena. Hay personas que desconocen los secretos ancestrales y talan en cualquier fecha. “Por eso es recomendable talarlo el 23 o el 24 de cada mes. En esas fechas la luna está completa. Estos conocimientos los aprendimos de nuestros abuelos y padres”.

En sus 250 m² de construcción cuenta con un comedor, una cocina y un área de descanso con chimenea en la planta baja. Además hay tres habitaciones. A la segunda planta se accede por un estrecho corredor donde se levantan las gradas de madera que conducen a los dormitorios.

“Logramos una construcción atractiva y con más luminosidad, espacios amplios. Lo principal es que se mantiene el estilo rústico que caracterizaba a las casas del pueblo”, explica Chiliquinga.

Este tipo de construcción atrae a Olessya Shakurova, una turista rusa. “Conocer el idioma, su vida, los tejidos, la medicina ancestral y el tipo de construcción que aún conservan casi intacta es fantástico”.

El mismo criterio tiene Willian Pico, de la operadora de turismo Geodestinos Ecuador. Dice que es positivo que a más de conocer las comunidades indígenas se promocione su cultura, las costumbres y la riqueza arquitectura con que cuenta el pueblo milenario.

La Hostería Inka Huasi se levanta en Salasaka, Tungurahua. Usa productos como sigse, chahuarquero, carrizo...

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