Las construcciones e levantaron mediante el sistema de la minga. Foto:Cortesía Edward Barragán.
La tierra y la arena son dos materiales utilizados por las poblaciones norandinas ecuatorianas desde tiempos lejanos, para diseñar viviendas acogedoras, cálidas y ecológicas.
Hoy, una familia de la comunidad imbabureña de Tocagón (ubicada en la parte superior de la parroquia San Rafael de la Laguna, Otavalo) ha decidido recoger esa técnica fusionándola con una creación del arquitecto iraní-estadounidense Nader Khalili: el superadobe.
Este sistema constructivo se desarrolló en 1960, en California, EE.UU. Solo usa sacos rellenos de tierra o arena apilada en hileras compactas y alambre de púas, para trabarlos y aumentar su sismorresistencia.
Es un producto ventajoso por varias razones: es una alternativa sustentable, económica (más cuando se utiliza la minga), amigable con el ambiente y térmicamente estable.
Por sus características (económicas, ecológicas y constructivas) es un material muy conveniente de utilizar para edificaciones alternativas. Su existencia solo estaba confinada a un puñado de arquitectos y constructores ecologistas, como Barro Viejo y algunos pioneros como Edward Barragán y otros catedráticos del Instituto Metropolitano de Diseño, quienes diseñaron y levantaron el Departamento de Producción de ese instituto superior con esa técnica.
Un taller sobre el superadobe impartido por el colombiano Pedro Ramírez Medina fue el inicio del sueño, explica Barragán. “Él nos enseñó las técnicas y su empleo más idóneo”.
Comprobado el éxito de la utilización de este material, Barragán se alió con la familia Caiza, nativos de Tocagón, para levantar Urkuwasi, un centro turístico cuyo objetivo principal es rescatar las costumbres ancestrales (comidas, tejidos, fabricación de muebles, navegación en naves de totora por los lagos de Mojanda y San Pablo o Imbacocha) para ponerlas al servicio de los turistas.
La familia Caiza, cuenta Barragán, se ha dedicado por siempre a la agricultura (forestación de árboles y cultivo de fresas, tomate de árbol, brevas, papa, maíz, quinua…). Además, poseen cabezas de ganado, cuyes y borregos.
El líder del proyecto es Sebastián Caiza, un líder comunitario reconocido en toda el área. Junto a Barragán se dieron a la tarea de levantar varias cabañas, que servirán para dar alojamiento a los visitantes y, asimismo, para que cumplan funciones comunitarias como comedor, sala cultural, zona de turismo vivencial…
Son en total seis cabañas levantadas mediante la técnica del superadobe y utilizando la mano de obra y los materiales de la zona. En una cabaña levantada totalmente en totora se construirá la tienda-taller-galería. Allí recibieron el apoyo de los artesanos de Totora Sisa, de San Rafael de la Laguna, expertos en trabajar ese junco.
Tanto los Caiza como los Barragán pertenecen a dos asociaciones turísticas: Asociación de turismo del lago San Pablo y Coraza Ñan.
Las primeras dos cabañas ya se inauguraron. Tienen una capacidad de hasta ocho personas y el precio varía según el número de visitantes y los servicios que utilicen.