El streaming empuja a la industria discográfica a su mejor dato en 20 años

Las plataformas digitales que ofrecen servicios de streaming representan el 43% del total de las ventas. Foto: Pexels.

Las plataformas digitales que ofrecen servicios de streaming representan el 43% del total de las ventas. Foto: Pexels.

Las plataformas digitales que ofrecen servicios de streaming representan el 43% del total de las ventas. Foto: Pexels.

Los ingresos de la industria discográfica a nivel mundial registraron en 2015 su mejor dato en 20 años, un repunte del 3,2%, gracias al incremento del uso del streaming o servicios de música en directo, según la Federación Internacional de la Industria Discográfica (IFPI en sus siglas en inglés).

La organización presentó hoy 12 de abril de 2016 en Londres su informe anual, en el que reveló que el sector experimentó el año pasado "el crecimiento más significativo" desde 1995 al registrar unos beneficios de USD 15 000 millones.

Según señaló la consejera delegada de la IFPI, Frances Moore, este dato se debe a los ingresos derivados de las plataformas en streaming, que aumentaron en 2015 hasta un 45,2 % y reportaron USD 2 900 millones.

Plataformas que ofrecen este servicio, como Spotify, representan el 43% del total de ventas de música digital y se encuentran a solo dos puntos de sobreponerse a las descargas como el principal proveedor de beneficios del sector.

El año que terminó se caracterizó por dejar otro cambio de tendencia relevante, ya que por primera vez los ingresos globales de música digital superaron a los de música física.

En concreto, la venta de formatos digitales representó el 45% del total de los ingresos globales frente al 39% de las ventas físicas. El porcentaje restante pertenece a ingresos por actuaciones a artistas y productores.

A nivel mundial, los ingresos de música digital se incrementaron hasta un 10,2%, mientras que las ventas en formato físico como el vinilo o el CD se hundieron un 4,5%.

Por mercados, en Europa las ventas de música subieron un 2,3%, próximas al 1,4% de América del Norte y al 5,7% de Asia, y muy alejadas del repunte del 11,8% de Latinoamérica, que por quinta vez consecutiva fue la región donde más crecieron los ingresos musicales.

El vicepresidente ejecutivo de Estrategia Digital de Universal Music, Michael Nash, apuntó que "la migración de los usuarios hacia el streaming está teniendo lugar" y explicó que las suscripciones a servicios premium cuentan ya con 68 millones de usuarios, un número que se situaba en 41 millones en 2014 y en 8 millones en 2010.

El director ejecutivo de Sony Music, Stu Bergen, afirmó que "no hay duda de que este servicio es el futuro" y que la industria musical "debería crecer a un ritmo más rápido", al igual que el streaming.

Bergen sostuvo que la publicación del último trabajo de Adele, '25', el álbum más vendido el año pasado con 17,4 millones de copias en todo el mundo, "ayudó" a mejorar las cifras del sector pero insistió en que el avance de la industria "se debió a las suscripciones".

Moore explicó que en 2015 se vivió "una explosión en el consumo de la música en países como México o China", que, "sin embargo, solo se ha notado en un aumento del 3,2 % de los ingresos a nivel mundial y eso no es bueno del todo".

La IFPI denunció en su informe que los artistas y las discográficas no reciben una justa remuneración de su trabajo, debido a una distorsión en el mercado que bautizan como "brecha de valor" y de la que se "benefician" plataformas como YouTube.

El sector de la industria musical condenó que estos servicios digitales, en los que los usuarios suben sus contenidos a la red, no se valgan de las mismas licencias que utilizan otras aplicaciones como Spotify y que permiten una remuneración justa a los artistas por la reproducción de su trabajo.

Estas plataformas de subida de contenidos cuentan con hasta 900 millones de usuarios, un "volumen considerable que genera una pequeña proporción de beneficios a la industria musical", según la IFPI, en concreto USD 634 millones.

Moore evidenció que se encuentran ante "un problema estructural que hay que mejorar con legislación" y que afecta no solo a discográficas y artistas sino también a fotógrafos o medios de comunicación como las televisiones.

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