La serie de los hermanos Duffer es uno de los éxitos de Netflix. Foto: Captura de pantalla
Algo extraño pasa en Internet, específicamente en el universo Netflix, donde los hermanos Matt y Ross Duffer han acaparado la atención de las audiencias con ‘Stranger Things’, una serie de época que rebasa la nostalgia de las referencias ochenteras para poner en escena una historia original con identidad propia.
La serie, que estrenó su primera temporada el 15 de julio, se centra en la misteriosa desaparición de un niño, en una tranquila localidad de EE.UU., y la desesperada búsqueda por parte de sus familiares, amigos y la policía, que los lleva a descubrir un peligroso experimento del gobierno que se ha salido de control.
En su segundo proyecto como directores, los hermanos Duffer han logrado marcar una diferencia significativa frente a otros programas.
Sus creadores lo logran a partir del equilibrio entre originales elementos narrativos y la reapropiación de los códigos del ‘thriller’, el drama o el terror de los 80, así como de algunas de las más representativas obras de la cultura popular de aquella época.
Desde la tipografía con la cual se ha diseñado el título, la serie arrastra influencias de figuras como Stephen King, John Carpentero y Steven Spielberg.
El tipo de letra, por ejemplo, fue creado por el estudio de diseño Imaginary Forces a partir de las portadas de una quincena de libros de King.
Obra que ha influido en los hermanos Duffer, que tienen a ‘Eso’ como libro de cabecera, según dijeron en una entrevista en la Asociación de Críticos de Televisión.
Mientras que la tensión y atmósfera que generan los bosques nocturnos, los caminos desolados o las casas apartadas son propias de Carpenter, Craven o King, la personalidad, el vestuario y la actitud de algunos personajes se apegan más al estilo de Spielberg.
Además del evidente gesto de admiración, para el productor ecuatoriano Carlos Suárez, la introducción de referentes cinematográficos responde a la intención de recurrir al uso de determinado elemento narrativo que se probó con éxito en otras producciones.
Tampoco descarta la idea de apelar a dos distintas generaciones de espectadores a través de este tipo de recursos, en una serie de guiños visuales que funcionan en la medida de su sutileza.