110 niños en situación de riesgo reciben gratuitamente educación formal, en valores y talleres para que en el futuro pueda trabajar en sectores públicos y privados. Foto: Juan Carlos Pérez/ EL COMERCIO
La hora más esperada es la del almuerzo. José R., de 12 años, asiste al proyecto italo-ecuatoriano ‘Soñando por el cambio’, que se desarrolla en Santo Domingo de los Tsáchilas, en el occidente de Ecuador, desde el 2011.
En ese proyecto, ubicado en el barrio San José de Bellavista, 110 niños en situación de riesgo reciben gratuitamente educación formal, en valores y talleres para que en el futuro pueda trabajar en sectores públicos y privados.
Pero para el director del proyecto, el padre Sereno Cozza, las enseñanzas académicas deben ir de la mano con la práctica y la formación de valores. Por ejemplo se enfatiza en la puntualidad y el respeto. “Cuando ellos salgan de acá deben cumplir con horarios en sus trabajos. Si aquí no lo hacemos cumplir no los habremos preparado para desenvolverse en la vida”.
Los niños, de entre 10 a 13 años, asisten desde las 08:00 hasta las 17:00. José R., señala que por grupos ayudan a elaborar los cuatro ingestas diarias que reciben. Los menores aprenden a elaborar platos italianos y ecuatorianos. “Muchos jóvenes que ya salieron del proyectos han trabajado en restaurantes o han emprendido proyectos gastronómicos”, dijo Cozza.
Para que el proyecto social pueda cumplir con las necesidades básicas necesitan de una inversión mensual de alrededor de entre USD 8 000 y USD 9 000. Para recolectar ese dinero, los niños y el personal realizan autogestión. Por ejemplo, se formaron huertos orgánicos. La producción de vegetales sirve para cocinar y también se vende a los santodomingueños.
Otros trabajos que se realizan en la organización son talleres de carpintería, metalmecánica, corte y confección, entre otros. Foto: Juan Carlos Pérez/ EL COMERCIO
Además distribuyen pan a restaurantes italianos, que elaboran los menores, con el apoyo de una chef. También tienen una pequeña tienda de ropa usada en buenas condiciones, que se vende a los moradores del sector. Cuestan entre USD 2 y USD 5.
Pero para recolectar todo el dinero las empresas privadas envían donativos mensuales. Además hay voluntarios, que donan entre USD 50 y USD 100. “Las personas de Santo Domingo son muy solidarias nos envían víveres, frutas tropicales, cárnicos, entre otros”.
Cada año, la organización realiza una cena de beneficiencia a la que asisten alrededor de 300 personas. En el 2015 será en el hotel Genova, a las 19:00. El valor por persona es de USD 20. Esta actividad es organizada por un grupo de damas voluntarias, que colaboran con la institución desde el 2011.
Otros trabajos que se realizan en la organización son talleres de carpintería, metalmecánica, corte y confección, entre otros. También conocen cómo una unidad educativa, en el que se dicta el ciclo básico. Para los niños el deporte y el arte que se imparte en los clubes es su aliciente para olvidarse de los problemas que tienen en casa.
Ellos han dibujado murales coloridos en las paredes de las aulas. Segúin Cozza, el 60% de los menores se han recuperado desde el 2011. Ya no tienen una actitud violenta, no consumen estupefacientes y tienen trabajos formales. Hay jóvenes a los que les han facilitado becas para que continúen sus estudios de bachillerato en instituciones educativas de Santo Domingo.
Las personas que deseen ayudar o visitar a los niños pueden comunicarse a los teléfonos (02) 3766 183 o al 0990590567.