William Balée: ‘No se puede separar a la sociedad del ambiente’

William Balée es profesor en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, Estados Unidos. Se ha enfocado en las culturas indígenas de la Amazonía brasileña

William Balée es profesor en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, Estados Unidos. Se ha enfocado en las culturas indígenas de la Amazonía brasileña

William Balée es profesor en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, Estados Unidos. Se ha enfocado en las culturas indígenas de la Amazonía brasileña. Foto: Vicente Costales/EL COMERCIO

Cuando se habla de ecología histórica, no se puede dejar de nombrar al antropólogo estadounidense William Balée. Conocido como uno de los más fervientes defensores y expertos en este programa de investigación, ha propuesta cuatro postulados sobre la relación del hombre y el ambiente. Balée llegó a Quito para dar la charla Bosques Culturales en la Amazonía: pueblos indígenas y plantas útiles, en la U. Católica, organizada junto con el Jardín Botánico.

¿Qué defiende la ecología histórica?

En este programa de investigación se trata de conocer las relaciones entre los seres humanos y sus ambientes, no simplemente la sociedad por un lado y el bosque natural por el otro. Especialmente se valoran las interacciones en largos períodos para conocer cómo la relación ha hecho que disminuya o aumente la biodiversidad.

¿Qué diferencia a este programa de otros?

Existen cuatro postulados interdependientes que la diferencian de otros más tradicionales. El primero es que los humanos han afectado casi todos los ambientes de la Tierra. El segundo es que tienen una propensión innata a disminuir o aumentar la diversidad biótica. El tercero explica que las sociedades impactan sus paisajes de diferentes maneras. El cuarto es que las interacciones humanas deben ser comprendidas de una forma holística.

¿Qué tan frecuente es este abordaje actualmente?

El concepto esta creciendo rápidamente. Muchos científicos están siguiendo esto en sus investigaciones, desde biólogos hasta genetistas. Mientras más se debata, la ciencia estará más madura. Cuando todos están de acuerdo es que está congelada la idea.

¿Cuál es la aplicación de la ecología histórica en la Amazonía?

Es muy importante para conocer los bosques y cómo se han formado, cómo en muchos casos ha cambiado la diversidad, dónde han ocurrido las modificaciones del ambiente y cómo las personas han impactado a través de sus técnicas agrícolas introduciendo nuevas especies.

¿La biodiversidad es afectada principalmente por el ser humano?

No necesariamente, depende del hábitat. En tierra firme son más comunes porque las personas han hecho sus chacras para la agricultura. Los árboles que se siembran ahí y que después se tornan viejos, no son los mismos que se tenían ahí antes. Eso crea un tipo de hábitat con una cierta ­di­versidad entre el bosque cultural y el más primitivo.

¿Qué puede revelar la naturaleza sobre las comunidades que viven en estas zonas de la Amazonía?

Pueden mostrar muchas evidencias. En la Amazonía hay tierras negras que se han formado por las quemas que se hacían para obtener fuego. Eso se ve en la modificación de los suelos. Los árboles también tuvieron que adaptarse a las interferencias humanas; como las palmas, que tienen mecanismos de regeneración.

¿Cuál es la situación actual de las comunidades en la zona que usted estudia?

En su mayoría están en un contacto más o menos intenso con las sociedades que los rodean. Lo que falta es mas énfasis en la educación, en la salud y en las maneras de que puedan generar recursos finan­cieros que sean sostenibles en sus ambientes. Es un gran desafío en la Amazonía.

¿Cómo está la biodiver­sidad de la zona?

Está amenazada y eso se puede disminuir con la protección de las personas que practican tecnologías tradicionales, que sean sostenibles. En Shango hay campesinos que están extrayendo castaña de Brasil sin destruir el bosque. Es necesario dar más valor a este tipo de acciones para el ambiente.

¿Continuará con sus investigaciones?

Inicio un proyecto de ecología histórica aplicada en agosto. Está enfocado en cómo utilizar el conocimiento tradicional de los pueblos para resolver problemas actuales del ambiente. Se va a investigar en la base del Shango, en Brasil, donde hay campesinos a los que no se les permite estar dentro de una zona de conservación, pero tienen técnicas sostenibles en el tiempo.

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