Dormir. Foto: Archivo EL COMERCIO
Después de una jornada de trabajo el sueño es una de las actividades más reconfortantes para el cuerpo ya que mediante esta etapa se recupera las energías que se emplearon en el día.
Pero ¿Qué tan beneficioso es que los niños tomen una siesta en las tardes? Los especialistas indican que un niño en la edad preescolar necesita de una siesta o período de descanso durante la tarde. El objetivo es asegurar que reciba la cantidad adecuada de sueño que demanda su edad. Es por eso que en muchas instituciones educativas las maestras realizan ejercicios para incentivar que los niños tengan un tiempo para dormir.
A escala mundial, algunas instituciones educativas han optado por incluir la siesta dentro de sus actividades escolares. Según el International press digital, los estudiantes de una escuela de secundaria en la prefectura de Fukuoka en Japón toman siesta antes del inicio de las clases vespertinas. Esta medida fue establecida en abril y se aplica los lunes y miércoles después del almuerzo.
El objetivo de esta medida, según el director de la escuela, Seiji Yamaguchi, es incrementar la capacidad académica de los estudiantes a través de la siesta ya que una encuesta realizada en la institución revela que más del 30% de los estudiantes no duerme los suficiente durante las noches.
La siesta depende mucho de la edad de los pequeños ya que los niños de dos años por lo general se duermen una hora después de comer. Sin embargo conforme pasan los años se pierde esta costumbre y los padres no hacen ningún esfuerzo para que sigan manteniendo el horario de la siesta.
Por ello es importante acostumbrar a los niños desde pequeños a una siesta que no dure más de 20 minutos y que no sea muy tarde ya que luego tendrán problemas para dormir por las noches, alterando así su ciclo de sueño.
Varias investigaciones se han realizado en torno a este tema ya que algunos especialistas discrepan con esta actividad en especial si es después de comer ya que consideran que tomar una siesta puede alterar la digestión y en ocasiones provocar un aumento de peso ya que el cuerpo no quema las calorías consumidas.
Una investigación encabezada por Matthew Kayser, del Departamento de Psiquiatría en la Escuela Perelman de Medicina de la Universidad de Pensilvania, enfocó el hecho de que las moscas Drosophila jóvenes duermen más que las mayores y son más remolonas para despertarse. Los científicos hicieron su investigación con moscas Drosophila porque éstas “comparten muchas características del sueño en los humanos” y encontraron que la necesidad de dormir es especialmente alta en las moscas jóvenes.
“Los estudios sobre humanos han demostrado que la falta de sueño durante los períodos críticos del desarrollo pueden tener consecuencias graves y duraderas“, explica Kayser.
Por ello, las hipótesis que han circulado por medio siglo sostienen que el sueño en las etapas tempranas del desarrollo es importante para la formación de patrones en el cerebro, y la etapa dormilona en la juventud temprana es común en especies múltiples. Siendo así que la importancia de las siesta no solo ayuda a reponer fuerzas sino también asimilar la comida, estar de buen humor durante la tarde y dormir mejor en la noche.