El grupo se presenta este 16 de abril en Quito. Productores locales contextualizan sus sonidos. Foto: Cortesía Top Shows
Aunque Bajofondo, el proyecto liderado por Gustavo Santaolalla y Juan Campodónico, haya aclarado que su música escapó del nido del electrotango, es casi natural el etiquetarlo aún de esa forma. Cuando ‘Bajofondo Tango Club’ (el primer disco del ensamble) apareció en el 2002, llegaba con un año y un poco más de retraso en comparación al primer álbum de Gotan Project, iniciativa de búsqueda similar que había nacido en París.
Si bien no fueron pioneros, el grupo de músicos uruguayos y argentinos que produjo esta placa sí cimentó definitivamente el camino del boom del electrotango. Ahora bien, este subgénero de la música electrónica tiene un par de antecedentes. El primero se lo puede rastrear ya en los 70, aunque en una forma protozoaria, cuando Astor Piazolla formó el Conjunto Electrónico para interpretar tango con instrumentos que precisaban voltaje.
Pese a esa inquietud del gran compositor rioplatense, el detonante principal para que grupos como Tanguetto, Narcotango o el propio Bajofondo llegaran a existir, fueron fusiones con música electrónica que ya se daban en Europa en los años 90. Así lo considera el DJ y productor local Ricardo Chávez (DDonn), quien señala por ejemplo que el género del brazilectro se había adelantado seis o siete años a la llegada del electrotango. “Fue una consecuencia; algo natural”, señala.
Esa primera placa de Bajofondo sentó bases. Para Jorge Andrés Gómez, melómano local, el grupo ya hizo “todo” en esa producción. Para él, “lo demás es atractivo, pero nada supera a ese primer disco”.
Chávez concuerda en parte con esta aseveración. Por un lado, admite que si bien el género del electrotango entró en decadencia y lo considera agotado (por el hecho de haber fusionado casi todas las ramas de la electrónica), Bajofondo se ha sostenido gracias a las colaboraciones y la brillantez de su producción.
Desde su más reciente placa, llamada ‘Presente’ (2013), el grupo ha definido un camino para separarse de alguna forma del género con que fue membretado en sus inicios. Esta fórmula está dictada por composiciones netamente instrumentales con una fuerte presencia de sonidos orquestales; una mucho más enfática que la generada desde las máquinas.
Propuestas en el país
Claro, el espíritu musical del Río de la Plata sigue siendo la constante y la razón de ser del proyecto. Algo que, directa o indirectamente, ha sido buscado con sonoridades locales en algunos países de la región. Ecuador no es la excepción. Aquí también hay productores centrados en obtener ecuaciones musicales como producto del factoreo entre lo tradicional y lo contemporáneo.
Una de esas iniciativas se dio con Myusic Mama, del compositor Lenin Estrella, cuando él inició su proyecto que fusiona el pasillo de baile con la electrónica, en el 2010, sin haber oído de Bajofondo. “Cuando ya conocí del proyecto, sí vi similitudes conceptuales más que musicales. Esta coincidencia está en una misma búsqueda por refrescar el lenguaje tradicional con la tecnología y lo contemporáneo”, afirma.
Estrella recuerda que en una línea similar se encuentra hoy por hoy el proyecto de Mateo Kingman y Renata Nieto llamado Evha, en donde la electrónica gira alrededor de la bomba o de los sonidos de la Serranía.
Por otro lado, el productor Nicolá Cruz, quien trabaja lo electro y la música ancestral ecuatoriana, cree que si bien Bajofondo tiene producción y arreglos “increíbles”, ese estilo no se conecta con la búsqueda personal de este artista ecuatoriano, la cual está dictada “por el respeto al trasfondo cultural y social. Un camino que no puedes simplemente someterlo a la electrónica”.