Los protocolos de esta celebración se transmiten a través de las generaciones. Foto: EL COMERCIO
Diciembre es la época de mayor unión, devoción católica y alegría entre los indígenas saraguros. Cuatro imágenes del Niño Jesús ponen el júbilo y bullicio en calles céntricas de este cantón lojano.
La celebración se la vive en diferentes comunidades, pero convergen en el centro de la ciudad, hasta donde llegan los marcan taitas y marca mamas (pareja de priostes) con sus danzas, personajes disfrazados y músicos para las eucaristías.
La iglesia de San Francisco tiene la imagen del Niño Franciscano y el marcan taita es Abel Sarango, responsabilidad que le dieron en enero pasado, por ser el primer indígena en llegar a la Alcaldía de Saraguro.
En cambio, en la iglesia central se venera a los niños de la Aurora, del Mediodía y de la Nochebuena con sus marcan taitas Carlos Sarango, Víctor Cartuche y Pedro Sigcho. Cada uno vive las celebraciones en sus hogares y participa toda la comunidad y conocidos.
El Niño de la Nochebuena es el más importante y por eso tiene más acogida por parte de los interesados que quieren asumir el priostazgo. Según el médico indígena, Luis Gonzales, ya están inscritos en la iglesia hasta el 2030.
La fiesta va del 23 de diciembre al 6 de enero, pero los preparativos se inician con tres meses de antelación y está a cargo del maestro músico, nombrado por el marcan taita, quien conoce de todos los protocolos. El músico tiene la responsabilidad de preparar las danzas de los sarawis, wikis, ajas, paileros, leones… que son los personajes disfrazados, también conocidos como los juguetes, que imponen mucha alegría como una especie de ofrenda al Niño Jesús. Gritan, se mofan, bailan, brincan.
Cada día se viven actos especiales. Por ejemplo, el sábado en la casa de Sarango, el marcan taita del Niño Franciscano, en la comunidad de Ilincho, se vivió el protocolo de despedida de los personajes. Se realizó la misa en el templo y se anunció a Kattia Villavicencio, como marcan taita 2016 de la imagen.
Lo mismo ocurrió con las otras imágenes. Luego salieron en procesión bailando y danzando. En la casa de Sarango, cada sarawi (20 parejas de niños) entregó un accesorio que cargaba puestos al marcan taita o marca mana y dejaron abierto el palo que sostiene las cintas del baile del Tucumán, como una pausa hasta el 6 de enero.
Los wikis, personajes que se mofan y molestan con sus bromas a los presentes, se retiraron la máscara y dejaron ver su identidad.
En cambio, ayer fue un ritual especial para agradecer a los músicos por su participación.
Ellos recibieron del prioste un balde de miel con quesillo y la obligación, que son dos canastas grandes con alimentos preparados típicos de la zona: mote, arroz, papas, cuy, panes y queso. Cada uno de estos actos refleja el compartir de la etnia.