Saraguro ofrece cultura y quietud

La plaza central del centro funciona como espacio de encuentro. En sus alrededores hay varios locales.

La plaza central del centro funciona como espacio de encuentro. En sus alrededores hay varios locales.

La plaza central del centro funciona como espacio de encuentro. En sus alrededores hay varios locales. Foto: Andrea Medina / EL COMERCIO

El pintoresco poblado que se asienta en medio de la cordillera ofrece a quienes lo visitan la oportunidad de encontrarse con la naturaleza, sus paisajes y con manifestaciones culturales cargadas de espiritualidad.

A dos horas en vehículo desde Cuenca (Azuay), Saraguro se presenta como un destino con varias posibilidades para los viajeros que gustan de las artesanías, comida andina, pero que sobre todo quieren espacios verdes para caminar, hacer fotografías y compartir con su gente sus más arraigadas tradiciones.

La tranquilidad que inspira este cantón donde el 35% de su población es indígena se nota en la plaza central. Pocas personas caminan alrededor de la iglesia y de los ocho locales donde se venden artesanías como tejidos en lana y accesorios que combinan varios colores.

La semana pasada un grupo de turistas llegó hasta ahí para conocer la geografía de Saraguro y sus tradiciones. Para conocer ambas se trasladaron primero hacia Gera, que está a casi 30 minutos del centro.

Un mirador desde donde se aprecia un paisaje inigualable con el río en la mitad de dos montañas atrajo a los amantes de las fotografías. Y a pocos metros les esperaba Rosa Medina, conocida en la comunidad por abrir las puertas de su hogar a los turistas.

Ella prepara el guajango (bebida que se extrae del penco) y lo sirve en una vasija a los invitados. Después les muestra sus más recientes creaciones en bisutería de mullos, para venderlos.

En este pequeño poblado no se escucha más que el sonido del viento y los que emiten algunos animales domésticos. Otra comunidad que también ofrece una vista privilegiada y panorámica de Saraguro es Ilincho, a menos de 15 minutos del centro. Allí está el centro cultural Inti Wasi.

La bienvenida a esta casa de dos pisos y con techos de teja la da Angelita Chalán, quien brinda a los viajeros un poco de la comida típica que incluye cuy, papas, maíz cocinado, pan y queso amasado. Ella invita a saborearlos en medio de un ambiente de quietud.

Abel Sarango, alcalde de Saraguro, explica que este y otros sitios aledaños a la ciudad son ideales para la convivencia. “Hay varias comunidades que brindan un turismo vivencial. Es decir, para que los turistas no solo sean observadores”.

La mejor manera de formar parte de las costumbres de esta población es participar de sus rituales. Para ese fin, Chalán y Luis Lozano adecúan un espacio en Inti Wasi cerca de un altar, donde piden a los visitantes que dejen sus problemas y pensamientos negativos antes de dirigir una ceremonia.

Chalán agradece por su presencia y esparce líquidos con diferentes aromas. Les recomienda a los turistas estirar las manos para recibir las bondades de los cuatro elementos. Dice que cierren los ojos y absorban las mejores vibras. “Es bueno que nos visiten y compartan con nosotros algo tan sagrado”, dice Chalán.

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