Santiago Rueda: ‘Me gusta pensar en el curador como un productor musical’

Santiago Rueda Fajardo es PhD en Historia, Teoría y Crítica de Arte de la Universidad de Barcelona, España. Foto: Mario Faustos/El Comercio

Santiago Rueda Fajardo es PhD en Historia, Teoría y Crítica de Arte de la Universidad de Barcelona, España. Foto: Mario Faustos/El Comercio

Santiago Rueda Fajardo es PhD en Historia, Teoría y Crítica de Arte de la Universidad de Barcelona, España. Foto: Mario Faustos/El Comercio

‘Esa duda cruel’, es la exposición que el investigador y curador de arte colombiano Santiago Rueda abrió el pasado miércoles en la galería guayaquileña NoMínimo.

La muestra aborda desde el humor y el lirismo temas que generan cierta tensión social. La hoja de coca como soporte para los dibujos de Edinson Quiñones, los dibujos sobre prácticas irracionales anticonceptivas del también colombiano Iván Navarro y la fotografía con el surrealismo del subdesarrollo, del ecuatoriano Adrián Balseca. Rueda habló con este Diario sobre el papel de la curaduría en el arte actual.

¿Cómo entiende usted la curaduría de arte?
Es un proceso de investigación que eventualmente se ve reflejada en una exposición o en una puesta en escena. Sean estos objetos históricos o actuales, obras de arte del pasado o el presente. En las artes visuales contemporáneas el curador se ha vuelto una figura cada vez más relevante porque se han profesionalizado los roles, antes se veía solo el trabajo que realizaba el artista.

¿Qué papel juega el curador en la actualidad?

En su labor más creativa acompaña a los artistas, se ha vuelto una figura que apoya, visibiliza y hace entender procesos que de otra forma no serían tan claros. El curador va a ver a los artistas, mira sus trabajos, sus procesos, los relaciona a unos con otros. Luego saca una propuesta con un título, un texto, una selección de obras. El curador visibiliza aspectos que le interesan del campo cultural.

¿A qué se refiere cuando habla de una labor más creativa?

Me gusta pensar en el curador como el productor musical. Cuando el trabajo es más creativo asistes al “músico”, le dices probemos otros instrumentos o pongamos el micrófono más lejos. Este trabajo de proponer se lo puede relacionar con el que hace un director de teatro o cine, el editor de una revista o de un libro de poemas.

¿El curador como un editor de la obra?

Sí, claro. Hay ocasiones en que el trabajo se vuelve muy activo, muy creativo y se colabora con los artistas casi hasta definir el resultado final de lo que cada uno propone.

Los curadores parecen estrellas emergentes del arte. ¿De alguna manera, pueden estar eclipsando a los artistas?

Lo que sucede es que antes solo se veía al artista como el gran creador, ahora lo que se está mostrando es que el campo artístico se compone de más actores, que hay otros papeles. Pero siempre hay que tener en cuenta que los artistas son los verdaderos protagonistas del hecho; eso no cambia.

¿Qué papel juegan los curadores al convertir en ‘arte’ obras realmente impresentables?

Creo que otras de las funciones del curador es evitar que eso suceda. Intentar evitar que los artistas a veces por descuido salgan mal presentados, y que una idea que es buena, pero que no está totalmente construida sea malinterpretada. Es nuestra función también auxiliar al artista y darle un punto de vista nuevo.

¿Ustedes también se juegan su prestigio?

Claro. Por eso hay curadores más buscados que otros, por los resultados. Una de las cosas interesantes es que el arte es muy subjetivo.

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