A través del análisis de la sangre es posible investigar prácticamente todo. Enfermedades infecciosas, parasitarias, afecciones inmunólogicas, como la diabetes o degenerativas como el cáncer se identifican en la sangre.
Pero, además, los usos de la sangre son múltiples, gracias a sus tres componentes: glóbulos rojos (hematíes), plasma y plaquetas.
La importancia de este tejido líquido radica en que transporta nutrientes, oxígeno, recoge las sustancias de desecho (toxinas) para su eliminación, a través del riñón, hígado. Ayuda en la defensa de infecciones y excluye el anhídrido carbónico.
La cantidad de sangre de una persona depende de su edad, peso, sexo y altura. Un adulto, por ejemplo, tiene entre 4,5 y 6 litros, el 7% de su peso corporal.
A través de un hemograma, un tipo de análisis, se puede conocer la cantidad de hemoglobina en sangre, el número y el tamaño de los glóbulos rojos.
Una persona con anemia tiene niveles de hemoglobina más bajos (proteína que tiene hierro y le da el color rojo a la sangre), y de acuerdo con el tamaño de los glóbulos se puede saber si tiene anemia aguda o crónica.
Esta última se presenta en pacientes con cáncer, insuficiencia renal, que no responden a tratamiento convencional y se indica transfusión, señala José Páez, jefe de Hematología y del Banco de Sangre del Hospital Andrade Marín de Quito.
Con este análisis también se obtiene el hematocrito, que mide el porcentaje de volumen que ocupan los glóbulos rojos con respecto al volumen total sanguíneo.
En hemorragias importantes, cirugías, embarazos y partos, en los que se pierde más del 10% de su volumen sanguíneo, se requiere de estos hematíes, añade Páez.
En cambio, los niveles altos de hematocrito pueden darse por deshidratación a causa de una deficiente ingestión de líquidos o por la pérdida de agua en casos de diarreas o quemaduras.
De los 2000 hemocomponentes de sangre mensuales que se utilizan en el Hospital Andrade Marín de Quito, 1500 son glóbulos rojos y 500 son de plasma y plaquetas. A través del hemograma, además, se realiza un recuento de las plaquetas.
Estas células se agrupan entre sí en las zonas de los vasos sanguíneos que han sufrido un daño. Son la base de la coagulación sanguínea. La disminución o ausencia de plaquetas causa hemorragias, incluso, sin que exista una lesión. Pacientes en quimioterapia, o con trastornos inmunológicos generan bajo nivel de plaquetas.
Un 30% de hospitalizados, en promedio, en las unidades de terapia intensiva necesitan de plaquetas. A través de estudios de coagulación, en cambio, se mide la capacidad de la sangre para coagular. Pacientes con cirrosis por daño hepático tienen trastornos de coagulación, los cuales se corrigen con plasma.
También se hacen estos análisis antes de someter a un paciente a una cirugía, principalmente, en quienes tienen daño cardíaco, cerebral, trombosis o válvulas cardíacas. A estos pacientes se los controla con plasma.
Martha Arévalo, por ejemplo, donó sangre a un familiar en los últimos días para que pueda ser operado de un aneurisma.
El 5 de este mes, Fernanda Flores dio a luz a una niña, pero tuvo complicaciones en su intestino y alteraciones en su tiempo de coagulación de la sangre, por lo que precisó de plasma para ser operada. El plasma también es útil en enfermedades adquiridas.