Voluntaria descubrió su diabetes en una charla

Durante muchos años, María Socorro Alvarado Chaverri, ahora una adulta mayor, integró las filas de las Damas Voluntarias del Hospital de Heredia en Costa Rica, donde tantas veces le tocó auxiliar a diabéticos, especialmente a quienes habían sufrido la amputación de alguna extremidad.

Nunca imaginó que en el 2009, mientras acompañaba a pacientes del hospital a una charla sobre diabetes, se enteraría de que era una más con esa enfermedad.

“Fue por casualidad que me enteré de que padecía diabetes”, recordó hace dos días doña María mientras era atendida en la Clínica del Pie Diabético, en el Hospital México, en San José.

“Estaba escuchando a los médicos en la charla y, conforme hablaban de los síntomas, caí en la cuenta de que todo lo que decían yo lo estaba sintiendo”, explicó esta vecina de Miraflores de Heredia.

No haber advertido desde antes que tenía la enfermedad, ha complicado el estado general de salud de doña María.

Ya tiene “un riñón tocado” (nefropatía) y convive con un dolor frecuente en su pierna izquierda, el mismo que calma a punta de tomar medicamentos.

Desde 2009, trata de comer bien, aunque acepta que no siempre lo logra. Su hija, una enfermera, la visita regularmente para confirmar que todo marcha bien, al menos en la medida de lo posible.

También acude trimestralmente al hospital, como ocurrió este martes. Allí, la enfermera Flor Sáenz le revisa, entre otras cosas, la sensibilidad y la circulación de la sangre. Ambos son indicadores de cómo evoluciona la diabetes.

Doña María ya no es dama voluntaria. Ella y su esposo se cuidan mutuamente, pero sigue recordando los tiempos en que ayudaba a otros enfermos, justo antes de saber que era diabética.

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