Estudio demuestra que el embarazo aumenta riesgo de ataque cardíaco

El embarazo y los cambios hormonales que se producen hasta 12 semanas después de dar a luz aumentan el riesgo de las mujeres de padecer un ataque cardíaco, señalaron investigadores. Aunque las posibilidades de sufrir un infarto durante el embarazo son muy bajas -apenas uno de cada 16.000 partos- son aún tres a cuatro veces mayores que las de las mujeres no embarazadas de la misma edad. Además, los ataques cardíacos durante el embarazo suelen ser más severos y provocar más complicaciones, según un estudio presentando en las sesiones científicas anuales del Colegio Estadounidense de Cardiología en Chicago.

Los cambios hormonales, el mayor volumen sanguíneo y otras modificaciones psicológicas que suceden durante la gestación incrementan el riesgo, indicaron los expertos, quienes agregaron que los infartos en las embarazadas se producen por motivos distintos a los observados comúnmente en la población general. La aterosclerosis, que es un estrechamiento de las arterias, es la causa más común de ataque cardíaco en la población general, pero ése es el motivo en apenas un tercio de las mujeres embarazadas que padecen un infarto, agregó el equipo.

El motivo más común de ataque cardíaco en las embarazadas fue una condición llamada disección coronaria, una separación de las cubiertas de la pared arterial que bloquea el flujo sanguíneo. Los investigadores dijeron que esa enfermedad es muy extraña entre las pacientes no embarazadas. Esto sugiere que, al menos en algunos casos, el enfoque tradicional para tratar la condición durante el embarazo y el posparto no siempre sería la mejor alternativa, dijeron los investigadores.

"Tenemos guías muy claras para (el ataque cardíaco) en la población general. Esas guías, sin embargo, no siempre aplican a las mujeres con ataques cardíacos asociados con el embarazo y en realidad podrían causar más daño que bien", dijo el doctor Uri Elkayam, de la University of Southern California en Los Ángeles y director del estudio.

Los investigadores hallaron que la mayoría de las mujeres embarazadas no tenían los factores de riesgo cardiovascular tradicionales, como colesterol alto, hipertensión y diabetes. Con todo, sus infartos eran más graves y las tasas de muerte dos a tres veces superiores a lo que se espera en mujeres no embarazadas de la misma edad.

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