Estudio demuestra que las angiografías por tomografía han incrementado en costo y cantidad

Un estudio muestra que los pacientes sometidos a tomografía computarizada para controlar la acumulación de placa en las arterias que rodean al corazón tuvieron más cirugías y atención médica más costosa que aquellos a los que se los controló con pruebas más básicas.

Aunque los investigadores no pudieron decir si esos procedimientos costosos extra fueron realmente necesarios, dijeron que los resultados sugieren que los médicos detectarían con las tomografías pequeños cambios en las arterias que los llevarían a hacer cirugías más invasivas y quizás innecesarias.

La llamada angiografía por tomografía computarizada (TC) fue desarrollada como una alternativa a la angiografía coronaria, que requiere que los médicos coloquen un catéter en los vasos sanguíneos para chequear si hay bloqueos en pacientes con signos de enfermedad cardíaca.

 "Es una tecnología prometedora que permite evitar el nivel invasivo de (la angiografía coronaria)", dijo Patrick O'Malley, de la Uniformed Services University en Bethesda, Maryland, quien no participó del nuevo estudio.

"No obstante, el problema con esto es que, dado que no es invasiva, suele ser utilizada inadecuadamente", añadió el experto, que ha estudiado la toma de imágenes coronarias.

"La utilidad adecuada de este test es en alguien sintomático que uno cree que necesita una angiografía coronaria pero se prefiere evitar el riesgo aunque se quiere descartar cualquier (bloqueo arterial) clínicamente significativo. Hay demasiadas veces que se realizan en personas incluso no sintomáticas", expresó O'Malley.

Para el estudio, investigadores de la Stanford University en California observaron los registros de beneficiarios de Medicare que habían sido sometidos a test no invasivos por enfermedad arterial coronaria entre el 2005 y el 2008, incluidos más de 280.000 adultos mayores. Entre los estudios realizados se incluían las angiografías por TC y test de estrés realizados con ecocardiografía.

Durante los seis meses posteriores a la realización de los exámenes para controlar la función cardíaca, los investigadores evaluaron cualquier otro procedimiento ligado al corazón al que se sometieron y el costo total de su atención médica.

Sólo alrededor del 3 por ciento de los pacientes, o casi 9.000, se realizaron un test por TC para comenzar. Pero esos pacientes fueron más propensos que las demás personas que se hicieron cualquier otro tipo de test de estrés a luego ser sometidos a nuevos procedimientos y pruebas, como una cateterización cardíaca, la colocación de un stent o una cirugía de bypass.

A cerca del 8 por ciento de los pacientes se les colocó un stent en sus arterias luego de la angiografía, comparado con entre el 2 y el 3 por ciento que se hizo pruebas de estrés.

Una cantidad similar de pacientes con cada tipo de test, alrededor del 1 por ciento, murió en los seis meses posteriores al examen. El gasto médico total relacionado con la atención cardíaca durante esos seis meses fue casi el doble para los pacientes que se habían realizado angiografías por TC, en alrededor de 15.000 dólares, que en quienes fueron evaluados con pruebas de estrés (8.000 dólares).

"Lo que me preocupa (...) es que está asociado con una mayor incidencia de intervención coronaria percutánea, y también de cirugía de bypass, lo que es realmente inquietante", dijo O'Malley, quien indicó que hay evidencia de que ambos procedimientos cardíacos también eran realizados con demasiada frecuencia en Estados Unidos.

Cuando los médicos ven acumulación de placa en las arterias mediante una TC, incluso aunque eso no lleve a ningún problema cardíaco "el reflejo es colocar un stent", agregó.

La angiografía por TC "es un test muy sensible, lo que implica que uno verá una anormalidad si está allí (...) aunque a veces se verá algo pero resultará en una angiografía (convencional) que no es realmente un problema clínicamente importante", expresó el doctor Mark Hlatky, que trabajó en el estudio.

El investigador añadió que especialmente en el caso de los adultos mayores, "es bastante improbable que alguien de esa edad tenga arterias totalmente normales". Hlatky dijo que sospecha que al menos muchos de los test y procedimientos adicionales fueron solicitados por los médicos para indagar sobre esas anormalidades.

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