La china Margaret Chan fue reelegida hoy para un segundo mandato de cuatro años como directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el marco de la Asamblea General que celebra esta organización en Ginebra hasta el día 26.
Chan era la única candidata al cargo y su nominación ya había sido respaldada en enero pasado por el Comité Ejecutivo de la OMS, por lo que su reelección fue un mero trámite en la Asamblea.
El nuevo mandato de Chan, nacida en Hong Kong en 1947, comenzará el 1 de julio y se extenderá hasta el 30 de junio de 2017.
Doctora en Medicina por la Universidad de Western Ontario (Canadá), Chan asumió en 1994 la Dirección de Salud de Hong Kong, cargo que ocupó durante un periodo de nueve años.
En 2003, comenzó a trabajar para la OMS como directora para la Protección del Entorno Humano, y dos años más tarde fue nombrada responsable del área de enfermedades transmisibles.
La principal crisis que afrontó la directora general durante su primer mandato fue la pandemia de gripe A, que la OMS declaró en 2009 y que inicialmente provocó una situación de pánico, a pesar de que el virus tuvo finalmente efectos moderados.
Sus consecuencias financieras fueron negativas para muchos países, especialmente para los que firmaron contratos con grandes farmacéuticas para asegurarse reservas suficientes de medicamentos y vacunas, de los que una gran mayoría nunca fueron utilizados.
Las dudas sobre la gestión de la OMS de la primera pandemia del siglo XXI obligaron a Chan a convocar a un grupo de expertos para analizar de forma independiente si hubo o no conflicto de intereses.
Ese grupo eximió de responsabilidad a las autoridades de la OMS, aunque sí reconoció omisiones que “alimentaron” la confusión y las sospechas, al tiempo que alertó sobre las deficiencias que aún se observan en el sistema sanitario internacional.
En este segundo mandato, Chan afronta también una profunda reforma de la institución para intentar ser más eficaz en tiempos de crisis financiera, que ha supuesto de momento el despido de 300 de sus 2 400 trabajadores con sede en Ginebra.
El 25 % del presupuesto de esta agencia de la ONU proviene de los Estados miembros y el otro 75 por ciento de las aportaciones voluntarias, y ambas partidas se han visto muy afectadas en los últimos tres años a causa de la crisis.