14 de noviembre, Día Mundial de la Diabetes

La diabetes, enfermedad que si bien es conocida a escala global, aglomera un número cada vez mayor de pacientes al año. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el planeta hay más de 347 millones de personas con esta patología. La pregunta radica en por qué una enfermedad tan difundida como ésta, y que se puede prevenir, tiende a crecer progresivamente.

La OMS considera a la diabetes una causa importante de ceguera, amputación e insuficiencia renal, y estima que para 2030 la enfermedad se convierta en la séptima causa de muerte en el planeta. Este 14 de noviembre, Día Mundial de la Diabetes, es hora de recordar cómo mantener controles estrictos y tempranos de esta patología.

El doctor Rafael Violante Ortiz, del Instituto Mexicano de Seguro Social, en Tampico, México y Director del Centro de Estudios de Investigaciones Metabólicas y Cardiovasculares, afirma que el problema trasciende a la falta de atención y prevención de la población.

“La enfermedad más fácil de diagnosticar es la diabetes, incluso al momento de nacer un niño, sus padres saben inmediatamente que él puede correr el riesgo de ser diabético, porque existe la probabilidad de que tenga un pariente cercano con ese padecimiento. Incluso, la misma patología se le puede prevenir al menor haciéndolo comer frutas, verduras, tomando agua en vez de gaseosas azucaradas (refrescos), evitando los dulces, etc. Pero al final, los papás le terminan dando al infante todo lo contrario”, afirma Violante.

Además, el especialista añade “que las personas en la fase prediabética pueden contrarrestar el padecimiento en 60% de los casos, caminando 30 minutos, de forma diaria, aunque que apenas 20% de la población llega a caminar 150 minutos en la semana”.

En cuanto al tratamiento, Ortiz explicó que diversos estudios demuestran que si el médico trabaja con un paciente las primeras semanas o meses de su enfermedad y lo mantiene controlado los primeros años, logrará un efecto llamado memoria metabólica. Este principio le evitaría afecciones, si en un futuro la glucosa no se encuentra estable, por el control anticipado que hubo.

Una vez diagnosticada la enfermedad, se pueden utilizar diferentes terapias entre las cuales se encuentran los inhibidores de la DPP4, la cual es una enzima que reduce la actuación de hormonas (incretinas) asociadas a la disminución de la glucosa. Al descender la DPP4, las incretinas tienen mayor capacidad de regular el metabolismo del azúcar en la sangre, según lo analiza el especialista.

“Estos tipos de terapias son llamados medicamentos inteligentes, porque hacen que la célula beta enferma del páncreas recupere la sensibilidad, y de esta manera funcione liberando insulina solamente si la glucosa está alta, pero si la misma se encuentra baja o normal no se acciona. Imaginen que fuera el termostato de un aire acondicionado, que sólo entra el compresor a producir frío si la temperatura aumenta”, detalla el doctor Violante.

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