Vertimiento de salmones al mar chileno agravó crisis ambiental en Chiloé, según Greenpeace

La crisis en Chiloé, que llevó a que los pescadores y organizaciones sociales bloquearan por varias semanas la isla en protesta por el accionar del gobierno, desató una nueva ola de cuestionamientos a la industria del salmón.

La crisis en Chiloé, que llevó a que los pescadores y organizaciones sociales bloquearan por varias semanas la isla en protesta por el accionar del gobierno, desató una nueva ola de cuestionamientos a la industria del salmón.

La crisis en Chiloé, que llevó a que los pescadores y organizaciones sociales bloquearan por varias semanas la isla en protesta por el accionar del gobierno, desató una nueva ola de cuestionamientos a la industria del salmón. Foto: Flickr / Fotografía transición

El vertimiento de casi 5 000 toneladas de salmones muertos al mar chileno provocó el aumento en la proliferación de algas nocivas en el sur del país agravando la crisis ambiental y social desatada en la isla de Chiloé, concluyó un estudio difundido el pasado 4 de septiembre de 2016 por Greenpeace Chile.

La organización ecologista lanzó este domingo en Chiloé, a unos 1100 kilómetros de Santiago, las conclusiones de una investigación realizada entre mayo y agosto que buscó desentrañar las causas del varamiento de especies marinas en las playas de la isla y una marea roja que paralizó las pesquerías desatando fuertes protestas de los pescadores.

“Si bien el bloom de algas estaba presente en la zona con anterioridad al vertimiento, el salmón vertido actuó como un 'fertilizante' de éste aumentando su magnitud, intensidad y alcance”, señala el documento difundido en la página de Greenpeace Chile.

Por bloom de algas se entiende la proliferación de algas potencialmente dañinas, causante del fenómeno conocido como “marea roja”. La decisión del gobierno de Michelle Bachelet de permitir el vertido en descomposición de salmones, afectados por un bloom de algas anterior, “empeoró la situación desencadenando la crisis social y ambiental en Chiloé”, agrega la investigación.

Los cuerpos en descomposición de los salmones producen altas cantidades de amonio, que favorecen la proliferación de algas de tipo dinolfagelado, capaces de generar los bloom tóxicos o “marea roja” que pusieron en jaque al sur chileno en la primera parte del año.

Greenpeace cargó las tintas con el gobierno al considerar que “no estudió ni documentó los impactos que tendría el vertimiento”. Más allá del caso puntual, la ONG consideró que hay evidencia científica que “demuestra que la industria salmonera está constantemente incorporando nutrientes al mar que favorecen el desarrollo de microalgas”.

La crisis en Chiloé, que llevó a que los pescadores y organizaciones sociales bloquearan por varias semanas la isla en protesta por el accionar del gobierno, desató una nueva ola de cuestionamientos a la industria del salmón. Chile ocupa el segundo lugar en la producción mundial de este pez, detrás de Noruega.

Grupos ambientalistas han alertado sobre el uso intensivo de antibióticos en la producción local del salmón con los que se controlan los agentes patógenos en la producción. En 2015 se utilizaron 557,2 toneladas de medicación en una producción de 846 163 toneladas (0,066%), según el informe difundido por Sernapesca, lo que sería 500 veces mayor a lo utilizado en otros países productores como Noruega.

Pese a que la evidencia científica muestra que los antibióticos controlan a los patógenos sin traspasarse al consumo humano, las organizaciones ambientalistas alertan sobre la posibilidad de generar “superbacterias” en torno a los cultivos de una especie que fue introducida en las aguas chilenas.

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