En medio de un fuerte sol se inició el decimoctavo Festival Rockmiñahui: rock en resistencia la mañana de este domingo 6 de diciembre, en el Parque El Arbolito. Fue parte de la programación por las fiestas de Quito.
Se lo hace cada año y es considerado como una expresión de “resistencia”. Defiende principios como la igualdad, la inclusión y los espacios para los movimientos roquero y étnico del país.
En la apertura, que fue a las 11:00, estuco la banda No Token. Puso poderosos riffs y el mosh se desató en el centro del escenario. Miles de aficionados se dieron cita vestidos con ropa negra y con chaquetas de cuero. La ropa hizo que sientan más el calor.
Los fans bailaron mosh, levantaron sus puños apoyando el mensaje de “no a la discriminación” y buscaron sombra debajo de los árboles. En el lugar hubo resguardo policial, pero no se presentaron incidentes. Incluso llegaron familias enteras a disfrutar del espectáculo.
La agrupación del género música death metal Vomitorium saltó a la tarima con el show más sonoro. Las voces guturales le cantaron a la libertad, a la paz y se dio mensaje contra de la represión policial.
Los quiteños Curare, luciendo máscaras de Diablo Huma, fueron recibidos con aplausos y gritos eufóricos. Con el saludo de “Viva Quito”, empezaron su repertorio con el tema Fuerza.
Sus quenas y zampoñas, tradicionales de la música de Curare, pusieron el toque andino a las canciones de esta banda que fusiona metal y música ecuatoriana, como albazos, sanjuanitos y ritmos andinos.
El imbabureño Luis Pichamba dio un show de música étnica acompañada por los versos narrados por el coordinador del colectivo Perros Callejeros, Héctor Cisneros, organizador del Rockmiñahui. Este colectivo te teatro popular y destinado a los espacios públicos dio un espectáculo gratuito.