Los riesgos de una abstinencia sexual muy prolongada

Tener relaciones sexuales conlleva múltiples beneficios, es por ello que una abstinencia podría ser perjudicial para el organismo. Foto: Pixabay.

Tener relaciones sexuales conlleva múltiples beneficios, es por ello que una abstinencia podría ser perjudicial para el organismo. Foto: Pixabay.

Tener relaciones sexuales conlleva múltiples beneficios, es por ello que una abstinencia podría ser perjudicial para el organismo. Foto: Pixabay.

Mantener un sueño reparador, reducir la tasa de mortalidad de los seres humanos, disminuir los riesgos cardiacos, ser un analgésico natural, quemar grasa y reducir el estrés son algunas de las decenas de buenas cosas que nos conlleva tener sexo periódicamente.

Entonces, ¿qué pasa cuando no se tiene sexo por mucho tiempo?

Para muchas personas la abstinencia sexual no está dentro de las opciones/condiciones de vida. Hay otras que por diversas razones, como el término de una relación de pareja, enfermedad o viudez, no tienen vínculos sexuales por un largo periodo de tiempo.

Según un estudio de neuropsicología del Hospital Real de Edimburgo, tener relaciones sexuales tres veces por semana ayuda a rejuvenecer dándole a la persona la apariencia de tener entre siete y doce años menos.

Si bien es cierto que el deseo erótico, pulsión o actividad sexual puede ser variable, el sexólogo Mauricio Salas aclara que la abstinencia se define como la “no utilización de los genitales para la actividad sexual”. Este significado es más común en una relación con otra persona, pero también incluye la propia masturbación.

Pero, ¿qué tan riesgoso o beneficioso podría ser para las personas tener una abstinencia sexual prolongada?

La abstinencia sostenida puede evidenciar “debilidades” ya presentes en la personalidad de cada persona. Por ejemplo, si tiende a despreciarse, deprimirse, emocionarse negativamente o asilarse de sí mismos, la abstinencia podría amplificar estos riesgos.

"Una cosa es cierta: nos olvidamos de la creencia de que las personas en abstinencia durante mucho tiempo pueden desarrollar parafilias (placer que no se encuentra en el sexo sino que en otra actividad) o comportamientos anómalos”, explica el médico del Instituto de Urología, Sexología y ETS Mauricio Salas.

Lo recomendable, según el especialista, va a depender del periodo y estilo de vida de cada persona. Si se está estudiando, trabajando intensamente o preparando una maratón, lo ideal es no abstenerse por más de un mes.

Por el contrario, si una persona no puede tener sexo por viudez, enfermedad, porque quieren estar tranquilos y esto no les genera molestia, incomodidad o sufrimiento, no tendría por qué ser un problema.

Salas aclara que las personas, según su género, reaccionan de distinta forma a la abstinencia sexual.

Algunos hombres presentan miedos de tener erecciones insuficientes y se vuelven evitativos. Las mujeres, por su parte, tienden a sentir miedo de no saber cómo tener sexo, convencidas de que sus talentos eróticos se pierden para siempre por la falta de práctica.

Esta es una “creencia que puede ser un obstáculo real. Tener miedo de volver a la vida sexual dificulta los esfuerzos para cumplir con alguien”, aclara el sexólogo.

Físicamente, ellas pueden tener más dificultades para lubricar y podrían sentir dolor durante la penetración después de varios meses de abstinencia.

Muchas veces los especialistas en sexualidad recomiendan la abstinencia en las parejas para abrir una posibilidad de volver a disfrutar de las caricias, los masajes, los besos y los roces excitantes.

“Aquellos que declaran que no podrían estar un mes sin sexo, no son conscientes de que las penetraciones u orgasmos van más allá. Lo más difícil de la abstinencia es perder la cercanía física y la intimidad con la pareja, además, siempre es posible para quien no le fue medicada la abstinencia la gratificación personal con la masturbación”, aclara la sexóloga Constanza del Rosario.

Lo que la especialista recomienda es practicar actividades físicas que aportan similares beneficios que el sexo como el baile, yoga o actividades sensoriales que generen placer como ir a un concierto, realizar un viaje a un nuevo o atractivo lugar, reunirse con gente positiva. “Todo lo que encienda tus centros del placer, que te haga sentir vivo y conectado con tu cuerpo y tus sensaciones”, aconseja.

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