La responsabilidad social se cultiva desde la universidad

Estudiantes trabajan con la iglesia de Santa Teresita para entregar juguetes en Navidad. Foto: Cortesía Universidad Espíritu Santo

Estudiantes trabajan con la iglesia de Santa Teresita para entregar juguetes en Navidad. Foto: Cortesía Universidad Espíritu Santo

Los estudiantes de la Universidad Espíritu Santo trabajan en equinoterapia con los niños en El Cortijo, una comunidad cercana a Samborondón. Foto: Cortesía Universidad Espíritu Santo

Thalíe Ponce. Redactora

Equinoterapia., clases de gramática o asesoría a microempresarios… La oferta es enorme. Servir a la comunidad desde diferentes áreas de especialización es uno de los pilares más importantes en la formación académica superior actual.

La Ley Orgánica de Educación Superior, aprobada por la Asamblea Nacional en el 2010, lo incluye como un requisito imprescindible para que los estudiantes universitarios obtengan su título de tercer nivel.

Antes de que se aprobara la normativa, algunas universidades del país no tenían este eje dentro de la malla curricular. Otras ya consideraban a la vinculación con la comunidad como una de las aristas necesarias para el desarrollo integral de sus estudiantes.

Sin embargo, la normativa dio la pauta para una mejor organización y diversificación de las actividades. Además, si antes se trataba de una alternativa para los estudiantes, ahora todos, sin excepción, deben estar involucrados.

Carolina Portaluppi, directora general de Responsabilidad Social Universitaria y Vinculación de la Universidad Casa Grande, de Guayaquil, dice que dicha institución tiene desde sus inicios una fuerte huella de responsabilidad social.

Pero antes el concepto era algo distinto, indica la académica. En la década de 1990, se hablaba de una ‘extensión’: extender bienes y servicios a las comunidades. “Luego apareció el término de vinculación, que significa construir relaciones”.

Fue con esa nueva visión de responsabilidad social que la Universidad creó su plan estratégico 2011-2016, en el que se manifiesta la decisión de que la comunidad universitaria se vuelva responsable de los impactos en la docencia y la formación, la investigación, la gestión y la vinculación con la sociedad. Es decir, se convirtió en un eje transversal del centro.

Hoy, la UCG cuenta con alrededor de 28 programas de responsabilidad social. Portaluppi explica que estos se alimentan de proyectos de aula, así como de ‘casos’ que realizan los cerca de 1 300 estudiantes cada semestre. Estos proyectos consisten en situaciones reales que los estudiantes deben resolver.

La mayoría son planteados por las mismas instituciones que requieren de soluciones aplicables. Un ejemplo es una campaña realizada por estudiantes de la carrera de Comunicación Social para la Cruz Roja, que buscó animar a los ciudadanos a donar sangre.

Estudiantes trabajan con la iglesia de Santa Teresita para entregar juguetes en Navidad. Foto: Cortesía Universidad Espíritu Santo

También organizan otras actividades de investigaciones sobre aporte social, como un reciente estudio de vulnerabilidad realizado en los sectores populares Cerro Jordán y Nueva Prosperina.

La Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), ubicada en la vía a Samborondón, cuenta con un estudio jurídico gratuito al servicio de la comunidad, donde participan los estudiantes de la Facultad de Derecho.

Pero la vinculación con la comunidad abarca a toda la universidad. Alumnos de otras facultades apoyan en distintas actividades a través de sus pasantías comunitarias, que deben ejecutar durante un semestre. Los estudiantes pueden ayudar en distintas áreas: equinoterapia, manualidades, asesorías, trabajo con menores de edad, entre otros.

La UEES coordina con unas 20 organizaciones no gubernamentales e instituciones, entre las que constan: Un Techo para mi país, Young Living Academy, Movimiento de vida cristiana, Niños con futuro, Fundación Padre Damián, etc.

Manuel Murrieta, director de Desarrollo de la UEES, dice que la institución siempre ha creído en un modelo educativo que busca el desarrollo integral de los jóvenes. “La educación no solo consiste en aprender en las aulas sino también en poner en práctica las competencias adquiridas, y qué mejor que hacerlo por los demás”.

Asimismo, la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG), tiene a la vinculación con la comunidad como prioritaria. En la web de la universidad se indica que la UCSG trabaja de la mano con la Fundación Santiago de Guayaquil, una ONG que busca reducir la pobreza en el Puerto Principal.

El fin de las instituciones es crear profesionales conscientes que aporten, desde sus ramas, a la sociedad que los rodea.

En contexto

Los trabajos de vinculación con la sociedad involucran tanto a estudiantes como a profesores. La Universidad Casa Grande señala en su web que entre 2011 y 2012 participaron 1 936 jóvenes y maestros en cursos de formación continua y de responsabilidad social.

Ley de educación

Art. 87. Como requisito previo a la obtención del título, los estudiantes deberán acreditar servicios a la comunidad (...).

Art. 88. Para cumplir con la obligatoriedad de los servicios a la comunidad se propenderá a beneficiar a sectores rurales y marginados de la población, si la carrera lo permite, o a prestar servicios en centros de atención gratuita.

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